RedacciónDetrás de las frías cifras de una tragedia se esconden las pequeñas historias, las vidas rotas, las familias destruidas. A medida que pasan las horas tras el atentadoen el club Pulse de Orlando, donde un hombre armadoacabó con la vida de 50 personas, la conmoción va dejando paso al dolor.
El presidente de Estados Unidos, Barack Oabama, condenó la tragedia ocurrida en Orlando, Florida donde un tiroteo causó la muerte de 50 personas que se encontraban en una discoteca gay. Obama calificó ese trágico hecho como un “acto de terror y odio».
Este dolor tiene nombres y apellidos:
Edward Sotomayor
Con 34 años, Edward Sotomayor trabajaba como National Brand Manager enALandCHUCK travel, una agencia de viajes estadounidenses especializada en organizar escapadas y eventos relacionados con la comunidad LGTB en EEUU.
Stanley Almodovar III
A sus 23 años, Stanley Almodovar trabajaba como técnico de farmacia, de acuerdo con la información de su perfil de Facebook. Su muro en la red social se ha llenado en las últimas horas de mensajes de condolencias y recuerdo al joven. «Nunca te olvidaré y sé que siempre nos estarás vigilando desde el cielo», le ha escrito uno de sus amigos virtuales.
Juan Ramón Guerrero
Tenía 22 años y hacía sólo unos meses que había desvelado a su familia su orientación sexual, de acuerdo con el testimonio de uno de sus primos recogidos por Associated Press.
Juan Ramón trabajaba como teleoperador y en los últimos meses había comenzado a estudiar en la Universidad Central de Florida, algo que junto con una reciente relación sentimental le hacía feliz. «Era como un hermano mayor para mí y no era el tipo de personas que está siempre de fiesta, al contrario, solía estar en casa cuidando de sus sobrinos», ha declarado su primo Roberto.
Eric Iván Ortiz-Rivera
Se hacía llamar cariñosamente ‘Shaki’ y llevaba un año casado con su marido, atendiendo al testimonio de su primo, Orlando González. Eric Iván tenía 36 años, era una persona «muy artística» y un apasionado del diseño de interiores.
Bailar era otra de sus aficiones y solía acudir a clubes como el Pulse para dar rienda suelta a su pasión. El pasado sábado se encontraba en el interior de la sala donde se produjo el atentado.
Luis S. Vielma
Tenía 22 años y trabajaba como asistente de producción en los estudios Disaster. Su perfil de Facebook permite intuir una persona cariñosa y divertida. «La mejor que he conocido nunca», ha contado su amigo Will Randle al periódico Miami Herald.
Peter O. Gonzalez-Cruz
Originrio de Benoni, en Sudáfrica, Peter Ommy trabajaba actualmente para UPS. Tenía 22 años y había estudiado en el instituto de Colonia.
Luis Omar Ocasio-Capo
Con apenas 20 años, Luis Omar Ocasio-Capo era bailarín. Uno de sus profesores, contactado por The Daily Beast, ha dicho de él que era «como un rayo de sol cada día».
Eddie Jamoldroy Justice
A sus 30 años, Eddie era un joven amante de la gastronomía que disfrutaba haciendo reír a la gente que tenía a su alrededor. Su madre, Mina, ha relatado a los medios de comunicación los angustiosos últimos minutos que paso el joven encerrado en uno de los baños del club Pulse mientras el asesino disparaba en el exterior.
«Está viniendo hacia aquí. Voy a morir», escribió poco antes de que la mujer perdiera el contacto. Tras horas de tensa espera, las autoridades confirmaron a Mina la peor de las noticias: su hijo era una de las víctimas.
Anthony Luis Laureanodisla
Anthony Luis, de 25 años, estudió Educación Elemental en la Universidad del Sagrado Corazón. Originario de San Juan (Puerto Rico), vivía actualmente en Orlando.
Amanda Alvear y Mercedez Marisol Flores
Amanda (25) y Mercedes (26) eran dos amigas que acudieron juntas a la fiesta en el Pulse. Las últimas noticias que tuvo Brian Alvear, hermano de la primera, sobre Amanda es que se había encerrado en uno de los baños del local junto a otros rehenes para tratar de escapar de los disparos.
Horas después, las autoridades han incluido sus nombres en la lista oficial de víctimas del tiroteo.
Kimberly Morris
Morris (37) se había trasladado hace sólo unos meses a Orlando, donde trabajaba en el equipo de seguridad del Pulse. Sus amigos lo describen como una persona educada y dulce. Uno de ellos, Navell Benning, ha contado al Orlando Sentinel que aún no puede creer lo que ha pasado, «no puedo imaginar un momento en el que no vea una sonrisa en su rostro».
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