Sismo y tsunami en Chile dejan al menos 8 muertos

Chile sufría este jueves intensas réplicas de un fuerte terremoto que dejó al menos ocho muertos, destruyó viviendas precarias y desencadenó un tsunami que forzó a evacuar a un millón de personas en la extensa costa del Pacífico.

Con la luz del día, las autoridades evaluaban los daños del sismo de magnitud 8,3 registrado el miércoles a las 2254 GMT frente a las costas chilenas, que generó olas de hasta cuatro metros que inundaron muchas localidades costeras.

El movimiento telúrico, que duró unos cuatro minutos y ha sido el de mayor magnitud del mundo en lo que va del año según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por su sigla en inglés), tuvo epicentro a casi 230 kilómetros al noroeste de Santiago pero se sintió en lugares tan lejanos como Brasil.

Ocho personas murieron por el terremoto, dijo el jueves el ministro del Interior, Jorge Burgos, y una estaba desaparecida. La mayoría falleció por el derrumbe de estructuras, un hombre por un deslizamiento que aplastó la camioneta que conducía y otras tres personas de un infarto.

«Una vez más nos ha tocado enfrentar un duro golpe de la naturaleza», dijo el miércoles por la noche la presidenta, Michelle Bachelet, quien planeaba viajar a las zonas afectadas.

Las autoridades ordenaron evacuar a un millón de personas de poblaciones costeras, pero el jueves por la mañana levantaron el alerta de tsunami para todo el país.

Al amanecer, las consecuencias del terremoto, el tsunami y las decenas de réplicas comenzaban a apreciarse.

El puerto de Coquimbo, vecino al balneario La Serena y a unos 460 kilómetros al norte de Santiago, sufrió daños que le impedían operar, de acuerdo con el ministro Burgos.

«Ahora, recién podemos visualizar el desastre que ha ocurrido aquí», dijo el alcalde de Concón, Oscar Sumonte.

Muchas casas y restaurantes en la localidad costera de Concón, al norte de Viña del Mar, quedaron completamente destruidos y muchos techos asomaban entre el lodo.

«El agua llegó hasta casi el cielo (techo) del living y se perdió todo, todo: no hay comedor, no hay refrigerador, no hay living, no hay nada», dijo Roselindo Márquez después de volver a su casa ubicada a 250 metros de la playa de Coquimbo y que fue azotada por las olas.

«Uno de mis autos está al frente de la calle y el otro fue arrastrado hasta la próxima esquina», agregó.

ZONA DE CATÁSTROFE

La ciudad de Illapel, ubicada a 46 kilómetros del epicentro del sismo, fue declarada zona de catástrofe.

En la localidad, que quedó sin electricidad ni agua potable, murió al menos una mujer y hubo una veintena de heridos, dijo el alcalde Denis Cortés a medios locales.

Muchos habitantes abandonaron sus viviendas de adobe, que registraron serios daños, y permanecían en la calle. La ciudad y otras comunas cercanas sufrieron daños en la infraestructura y se produjeron derrumbes en carreteras y puentes.

Los cortes preventivos en la ruta principal que une el centro del país con la zona norte generaban fuerte congestión de tránsito que se extendía por varios kilómetros, reportaron testigos de Reuters. Más tarde la vía fue despejada pero el tránsito de vehículos era lento.

En total, unos 159.000 hogares en las localidades más afectadas se encontraban sin energía eléctrica y poco más de 3.000 familias permanecían sin agua potable.

Además, unas 600 personas se mantenían en albergues, la mayor parte de ellas en la Región de Coquimbo.

Por la magnitud del sismo, la minera estatal chilena Codelco evacuó el miércoles a todos los operarios de la refinería de cobre Ventanas, pero el jueves ya estaba retomando operaciones en la instalación, ubicada en la costa central del país. Su mina en División Andina permanecía detenida.

La minera Antofagasta dijo que suspendió las operaciones de la mina de cobre Los Pelambres, cercana a Illapel, aunque no reportaba daños.

Otras mineras como Anglo American y BHP Billiton informaron que sus operaciones eran normales tras el fuerte terremoto, que según expertos habría desplazado las placas tectónicas continentales y del Pacífico hasta ocho metros.

Chile se encuentra en una zona muy sísmica y volcánica donde las placas suelen desplazarse.

El terremoto del miércoles trajo recuerdos del fuerte movimiento de febrero del 2010, que con una magnitud de 8,8 azotó el centro y sur de Chile y provocó un tsunami que mató a más de 500 personas.

Horas después de ese terremoto, Bachelet y otros funcionarios de su primer Gobierno calcularon mal la dimensión de los daños y rechazaron ofertas de ayuda internacional.

Eso retrasó el flujo de asistencia para las áreas afectadas, dejando a muchos sobrevivientes con la sensación de que habían sido olvidados por el Gobierno.

Amaurys Florenzán

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