Cubanos miden impacto de medidas de EEUU en su vidas

Mientras Cuba elogió la decisión de Washington de eliminar la política migratoria que permitía a cualquier isleño que llegara a suelo estadounidense obtener la residencia legal, muchos cubanos vieron con preocupación las dificultades que podrían enfrentar ahora quienes decidan buscar en el vecino del norte mayores posibilidades económicas.

«Si ahora no pueden emigrar de forma indiscriminada, usando los medios que tenían, ya las cosas se ponen mucho más difíciles», dijo a The Associated Press Oscar Palacios, un empleado de un almacén estatal de 62 años. «Escuché que solo podrán (quedarse) los 20.000. Es una cantidad exigua en relación a los intereses de gente que quiere vivir con sus familias o salir adelante en el aspecto económico».

Cuba y Estados Unidos tienen convenios migratorios formales por los cuales este último se compromete a entregar 20.000 visas anuales para emigrantes, pero hasta la fecha los cubanos aprovechaban la norma llamada de «pies secos, pies mojados» y por la cual los isleños que tocaban suelo norteamericano podían quedarse en el país y luego de algunos meses acogerse a la Ley de Ajuste y obtener la residencia como refugiados. En tanto, quienes eran interceptados en el mar eran regresados a la isla.

En todos los rincones de La Habana los cubanos comentaban la decisión de Washington, que se tomó en consenso con Cuba.

«Hay mucha gente que tomó la decisión (de irse) producto de que esta política existía y se va a perjudicar. Hubo gente que vendió casas, auto, que renunció a todo y hoy está como en el limbo. No va a poder llegar y de volver para atrás no va tener nada», comentó el empleado de una empresa mixta, Leonardo Serrano, de 47 años.

Los ciudadanos consideraron que el cambio de política también obedece a la nueva realidad de cada país.

«La gente abusó de la política y abusó de la ley porque llegaban como refugiados y después al año y dos días estaban en Cuba otra vez. No se respetó para lo que fue creada», manifestó Serrano. «Se presentaban como de refugiados algo que era económico».

La decisión se da tras meses de negociaciones enfocadas en que Cuba permita el regreso de quienes sean rechazados por Estados Unidos y en el marco de un proceso de normalización de las relaciones binacionales que iniciaron en 2014 el presidente de Estados Unidos Barack Obama y su homólogo cubano Raúl Castro para restablecer los nexos rotos hace más de 50 años.

Pero algunos destacaron que la eliminación de la política de «pies secos, pies mojados» evitará la muerte de muchas personas, sobre todo jóvenes, que se lanzaban al mar con la expectativa de llegar a Estados Unidos y acogerse posteriormente a la Ley de Ajuste Cubano.

«Creaba serios problemas para la seguridad de Cuba, para la seguridad de los Estados Unidos, para la seguridad de nuestros ciudadanos que se veían expuestos por medio del aliento que implicaban estas políticas preferenciales al tráfico de personas, fraude migratorio, violencia», dijo el jueves por la noche Josefina Vidal, encargada del área de Estados Unidos de la Cancillería cubana.

Un número no determinado de personas murieron en los últimos años tratando de cruzar el estrecho de la Florida.

La gente que ya se encuentra realizando trámites amparada por «pies mojados, pies secos» podrá continuar el proceso y obtener su residencia legal, pero algunos cubanos que comenzaron su periplo hacia el norte en Panamá o Centroamérica y se encuentran en tránsito han quedado a la deriva.

A partir de este momento los cubanos que intenten entrar a Estados Unidos de manera ilegal y no cumplan los requisitos para recibir asilo humanitario serán deportados, de conformidad con las leyes estadounidenses y sus prioridades de aplicación, señaló Obama en un comunicado.

«Al tomar esta medida daremos a los migrantes cubanos el mismo trato que damos a los migrantes de otros países. El gobierno cubano acordó recibir a los nacionales cubanos que regresen, tal como aceptó el regreso de migrantes interceptados en el mar», añadió.

Vidal también destacó que Estados Unidos eliminó su programa de «parole» que admitía a profesionales cubanos de la salud en terceros países estimulándolos a emigrar.

La Habana también insistió en que ahora debe derogarse la Ley de Ajuste Cubano, aprobada por el Congreso de Estados Unidos en la década de los 60.

Cuba consideraba que esta norma y la política de «pies secos y pies mojados» eran parte de un «arsenal» de hostilidades para politizar la cuestión migratoria, a la cual se sumaban las sanciones económicas con el objetivo de modificar un modelo político poco afín a Washington tras el triunfo de la revolución en 1959.

En una declaración escrita leída en la televisión estatal el jueves por la tarde para dar a conocer la noticia a la población, el gobierno de Cuba consideró que se trata de «un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales».

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, podría revertir el cambio una vez que asuma el cargo la próxima semana.

Trump criticó las medidas de Obama para mejorar las relaciones con Cuba, pero eliminar una política que permitió que cientos de miles de personas lleguen a Estados Unidos sin visa se alinea con el compromiso del mandatario electo de imponer medidas migratorias más estrictas.

«Pies mojados, pies secos» fue implementada en 1995 por el presidente Bill Clinton tras reformar una política migratoria más liberal. Hasta entonces a los cubanos que eran capturados en el mar mientras intentaban llegar a Estados Unidos se les permitía quedarse en el país y podían obtener la residencia legal después de un año.

Washington era reacia a deportar gente a la isla socialista gobernada entonces por Fidel Castro y en general el gobierno cubano también se negaba a aceptar a los ciudadanos repatriados.

En el pasado La Habana se quejó amargamente de los privilegios migratorios especiales otorgados por Estados Unidos, ya que alentaban a los cubanos a arriesgarse a efectuar peligrosos viajes y generaban una fuga de cerebros. Pero la medida también sirvió como una válvula de escape al permitir que los cubanos buscaran oportunidades económicas en el exterior y se convirtieran en fuentes de apoyo financiero para sus parientes en la isla.

Desde octubre de 2012 más de 118.000 cubanos se presentaron en puertos de ingreso a lo largo de la frontera, de acuerdo con estadísticas publicadas por el Departamento de Seguridad Nacional. Durante el año fiscal 2016, que finalizó en septiembre, más de 41.500 personas ingresaron por la frontera sur, la mayor cantidad en cinco años. Otras 7.000 personas arribaron entre octubre y noviembre.

El trato preferente para los cubanos reflejaba el poder político de los cubano-estadounidenses en especial en Florida, un estado crucial en los comicios presidenciales.

Eso cambió en los últimos años. Los cubanos de mayor edad, en especial los exiliados tras el triunfo de la revolución, tienden a rechazar el acercamiento diplomático de Obama mientras que los más jóvenes no necesariamente definen su tendencia política por las relaciones entre Washington y La Habana.

Redacción

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