Mitch y Amy Winehouse: La tóxica relación entre padre e hija

La voz rasgada de Amy Winehouse, vino a revitalizar el género del soul, aunque su vida privada siempre fue noticia. Saltó a la fama tras el éxito obtenido con su disco Frank (2003). Pese a esto, a partir del 2005 sus problemas personales comenzaron a ganar atención en los medios de comunicación.

Al perecer, sufría de depresión y trastornos alimenticios, pero ésto, aunado a sus violentos cambios de humor también comenzaban a afectar su salud mental.

El gran villano en la historia de la cantante, fue su pareja, Blake Fielder-Civil, señalado por la mayoría como el culpable de su adicción a las drogas. De hecho, cuando estaban juntos, llegaron a gastar más de 7 mil euros a la semana en estupefacientes.

Pero además de abandonar a la cantante y de aprovechar su fama, este hombre habría interrumpido abruptamente uno de sus tratamientos de rehabilitación de las drogas. Él llegó a la isla caribeña de Santa Lucía, en la que Amy estaba tratando de desintoxicarse, acompañado por un equipo de filmación para rodar el documental Saving Amy.

Fue Mitch, en ese momento, quien decidió que su hija estaba bien, que no necesitaba acudir a rehabilitación, siendo éste uno de los motivos que facilitaron el crecimiento de los problemas que ya tenía la cantante.

Además, solía disuadirla de acudir a desintoxicación, con tal de que no cancelara los conciertos que ya tenía agendados.

La versión de Mitch

Para él, no existe otro culpable en el triste desenlace en la vida de su hija, que Blake, su ex marido. Afirmaba que Amy tenía una gran fuerza de voluntad a la hora de rehabilitarse, pero cuando parecía que todo iría bien, se aparecía su ex yerno o sus amigos, para tratar de llevarle drogas al hospital.

Mitch asegura que escondían los estupefacientes en osos de peluche o en ramos de flores.

Para él, la relación que llevaba con su hija era excelente, aunque admitía que cuando se encontraban en el estudio de grabación ella se convertía en una especie de capataz perfeccionista, afirma que nunca tuvieron problemas, y que contrario a lo que muchos piensa, siempre estuvo al pendiente de su salud y se preocupaba cada vez que su hija sufría una recaída.

Evidentemente, Mitch Winehouse se molestó enormemente cuando vio el documental de Kapadia (quien ganó el Oscar a Mejor Documental), en el que se le dibuja como un oportunista, el cual indujo a su propia hija al consumo de alcohol y drogas. En un inicio el apoyó la producción de la cinta, pero el resultado no le gustó y comenzó a atacarla. Sin embargo, los realizadores afirman que más de 100 fuentes respaldan su contenido.

Lo que es cierto, es que la polémica en torno a la figura de Amy Winehouse, parece no tener un final.

Redacción

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