La renuncia del gobierno apoyado por la ONU, clave en el conflicto en Trípoli

La renuncia del Consejo Presidencial que sostiene la ONU en Trípoli está en el centro de la negociación para acordar un alto el fuego permanente en la capital de Libia, escenario desde hace diez días de los peores combates librados entre milicias desde el estallido de la guerra civil en 2014.

Fuentes próximas a las citadas negociaciones, que se celebran de forma simultánea en Trípoli y Túnez, explicaron que solo el debate sobre la continuidad de su líder, Fayez al Serraj, parece dividir a los contendientes.

“Una parte exige la salida de todo el Consejo Presidencial, y la otra parece abierta a acceder. Uno de los problemas ahora es quien lideraría el nuevo consejo”, subraya la fuente, que prefiere no ser identificada.

“La otra es quien lo formaría. Cada una de las partes implicadas quiere lograr ventaja” en un órgano que carece de legitimidad democrática, pero que disfruta del reconocimiento de la comunidad internacional y de los fondos de la ONU y la UE.

Creado en abril de 2016 tras un acuerdo forzado por la propia ONU en la ciudad marroquí de Sjirat, el Consejo Presidencial está integrado por seis personas y tutela el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) establecido en Trípoli.

Su autoridad fue reconocida por una parte mínima del Parlamento en Tobruk, cámara salida de las elecciones de 2014 y establecida en el este, pero no por su hombre fuerte, el mariscal Jalifa Hafter, quien controla cerca del 60 % del país.

Desde que se instalara en la capital, bajo la protección de un puñado de milicias salafistas, su actuación ha sido muy criticada: ni ha logrado el respaldo de la población ni extendido su autoridad más allá de los límites de Trípoli, excepto algunas endebles alianzas con milicias en el sur y el oeste.

Aún así, Naciones Unidas y la UE lo consideran un socio preferencial, tanto para la cooperación económica y política como en la lucha contra la migración irregular en área del Mediterráneo central.

“Todo nos lleva a pensar que el objetivo final puede ser la militarización del gobierno, un poco al estilo de Bengasi (este). Un líder militar con una fachada política”, señala, por su parte, un agente de Inteligencia de uno de los países europeos, evacuado a Túnez.

La semana pasada, en plena intensificación de unos combates que se han cobrado la vida ya de medio centenar de personas, causado heridas a más de 200 y obligado a huir a miles de familias, los diputados de Tobruk que apoyaron el acuerdo de Sjirat pidieron igualmente el fin del GNA.

Los enfrentamientos, en los que también participan milicias procedentes de las ciudades-estado vecinas de Misrata y Zintan, han destapado, asimismo, el pulso que mantienen las potencias internacionales, y en particular Francia e Italia.

En un mensaje colgado en su cuenta de la red social “Facebook”, la ministra italiana de Defensa, Elisabetta Trenta, responsabilizó hoy a París de la actual coyuntura en Libia, país convertido en un estado fallido desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria rebelde sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

“Por supuesto, es innegable que hoy se halla en esta situación porque alguien, en 2011, puso sus intereses por encima de los de los libios y de los de Europa en misma. Francia tiene responsabilidad al respecto”, afirmó.

En la misma línea se pronunció el viceprimer ministro italiano y líder de la derecha ultraconservadora, Matteo Salvini, quien aseguró ante los medios locales que “la injerencia de aquellos que solo persiguen intereses económicos nunca puede ayudar a la paz”.

El gobierno de Italia, uno de los pocos que mantiene operativa su embajada en Trípoli, negó, asimismo, que sopese la posibilidad de enviar tropas a la capital libia para sostener a la fuerza especial que protege la legación.

En este ambiente de intensa tensión bélica, la Misión de la ONU para Libia (UNSMIL) ha convocado hoy una reunión en busca de forzar un alto el fuego permanente.

Su portavoz, Sausan Ghosheh, aseguró que se celebrará durante la noche, a puerta cerrada, y que ha ella han sido invitadas “todas las partes concernidas”, sin detallar que grupos son, ni el lugar de la misma.

“Los acontecimientos parecen confirmar el buen camino de la estrategia de desprestigio y debilitamiento del GNA promovida por Hafter, que no ha renunciado a entrar en Libia como el salvador del país”, concluye el agente, que por razones de seguridad prefiere no ser identificado.

Redacción

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