Por Alberto Quezada
Al cumplirse el primer año de gestión gubernamental del presidente Luis Abinader al frente de la conducción del Estado dominicano, un derroche de elogios se cierne sobre él y su singular manera de gobernar.
En términos personales soy de los que cree que muchos de esos comentarios elogiosos que se arrojan desde diferentes litorales políticos, sociales y económicos, no son más que simples expresiones plagadas de emotividad y conveniencia.
En esos análisis obsequiosos y lisonjeros hacia el Gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), a un año de asumir los destinos nacionales, se advierte que hay más de oportunismo y figureo, que un necesario ejercicio de racionalidad y objetividad.
Ante esa dinámica muy típica de actores tercermundistas y pequeño burgués, me permito hacer algunos planteamientos en torno a lo que a mi modo de ver han sido los dos temas que más desborde de elogios se ha verificado: La corrupción y la impunidad y la economía. Veamos.
En primer lugar, no es verdad lo que dicen algunos que con la llegada al poder del señor Luis Abinader y su equipo de trabajo, en esta media isla caribeña desaparecio`la corrupción y la impunidad del tejido social dominicano.
Lo que ha sucedido en esa dirección, hay que reconocerlo, es un asomo, un intención, que hay quedarle su tiempo para que fructifique y así la sociedad puede apreciar los verdaderos avances en ese sentido.
En segundo lugar, creo que es desbordado afirmar que en medio de esta pandemia COVID-19 la cual ha sido devastadora para las economías y los sistemas sanitarios dela mayoría de los países del mundo occidental, se esté hablando ya de una recuperación de los principales indicadores económicos.
Aquí en este país, por si no lo saben los señores del Gobierno, a la mayoría de la población clase media y clase media baja, se le ha empeorado su situación, su poder adquisitivo ha menguado terriblemente y ya hay una gran legión según leí en un reciente informe económico que no comen las tres comidas.
De manera que, es un exceso de optimismo plantear que por el hecho puro y simple de reducir los indicadores sanitarios frente al Covid-19, reanimar el sector turístico e incrementarse las remesas ya todo está sobre rueda. No, no es así, validar eso es una soberana mentira que pudiera hacerle más daño que bien al actual gobierno.
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.quezada.alberto218@gmail.com
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