Autoexploración principal herramienta prevenir cáncer de mama

La autoexploración y las mamografías son las herramientas más útiles para encontrar bultos sospechosos en las mamas. En general, la técnica de la mamografía facilita la detección de pequeños cuerpos, difíciles de predecir mediante la palpación del pecho. Este tipo de prueba debe repetirse anualmente a partir de los 50 años, o de los 45 en el caso de que una persona tenga antecedentes familiares de cáncer de mama de primer grado.

Tipos

No todos los bultos que aparecen en las mamas son un síntoma de cáncer. De hecho, nueve de cada diez bultos son benignos. Estos bultos no cancerosos pueden ser fibrosis o tumores de tejido conectivo y glandular, o bien, quistes o bolsas llenas de líquido.

Los tumores benignos de mama (fibroadenomas) no constituyen un peligro para la vida y suelen tener fácil tratamiento. Los tumores específicos del seno son:

Carcinoma ductal

El carcinoma ductal in situ se localiza en los conductos mamarios o ductos a través de los cuales la leche llega hasta el pezón. Si no se trata puede originar metástasis. Por esto es muy importante detectar a tiempo su presencia, para evitar la progresión hacia el cáncer.

Esta detección sólo puede realizarse a través de pruebas específicas, como una mamografía, puesto que el carcinoma in situ no suele producir ningún síntoma. El carcinoma invasor es el más frecuente de los cánceres de mama y supone aproximadamente el 80 por ciento de todos los que se producen.

Carcinoma lobulillar o lobular

El carcinoma lobular, también conocido como neoplasia lobular invasora, sigue el mismo proceso de filtración que el carcinoma ductal invasor hacia el tejido adiposo, pero desde los lobulillos.

Cáncer inflamatorio de mama

Se trata de un cáncer bastante agresivo que crece rápido. Se denomina inflamatorio porque las células cancerosas bloquean los vasos linfáticos y esto se manifiesta en la piel, que adquiere una apariencia gruesa y ahuecada, similar a la de una cáscara de naranja.

Otros tipos

Otros tipos poco frecuentes de cáncer de mama son el mucinoso o coloide, en el que las células cancerosas producen cierta mucosidad, y el medular, un tumor infiltrante, pero con mejor pronóstico que otros cánceres invasores.

Cáncer de Paget

Se propaga por la piel del pezón y de la aureola. En este tipo de cáncer, la piel del pezón y de la aureola tiene una apariencia escamosa y rojiza, con ocasionales pérdidas de sangre. La enfermedad de Paget puede estar asociada con un carcinoma in situ o infiltrante.

Diagnóstico

El proceso de diagnóstico del cáncer de mama comienza cuando existe la sospecha por la exploración física o una mamografía de rutina. A partir de ese momento el especialista puede realizar una serie de pruebas que confirmen el cáncer:

Mamografías: Imágenes de rayos X que detectan zonas anómalas de la mama. Estas pruebas no son fiables al cien por cien y pueden ofrecer imágenes sospechosas que al final no son malignas o no detectar un tumor maligno.

Ecografía: Permite distinguir lesiones quísticas (rellenas de líquido) de lesiones sólidas. Esta técnica suele completar a la mamografía.

Resonancia magnética nuclear (RMN): Es una exploración radiológica que utiliza la acción de un campo electromagnético para obtener imágenes. La RMN se utiliza como prueba complementaria de las dos anteriores o para analizar el cerebro o la médula espinal.

Si tras realizar estas pruebas la sospecha continúa, el siguiente paso que dará el especialista será la confirmación del cáncer realizando una biopsia.

Anatomía patológica

Tal y como explican desde SEOM, el diagnóstico definitivo del cáncer lo establece el especialista en anatomía patológica al observar las células malignas obtenidas en la biopsia bajo el microscopio.

A partir de estas células será capaz de definir el tumor, evaluar el pronóstico y los posibles tratamientos. Los factores que evalúa son:

Tamaño tumoral: Cuanto mayor sea el tumor, mayor riesgo hay de que vuelva a aparecer.

Tipo histológico: Depende de las células de las que derive el tumor. El carcinoma ductal es el más frecuente (80 por ciento de los casos), seguido del carcinoma lobulillar.

Grado histológico: Aporta información sobre la maduración (crecimiento) de las células del tumor. Las más diferenciadas son las más maduras, de grado I y menos agresivas; las menos diferenciadas son las de grado III.

Afectación ganglionar: El pronóstico de la enfermedad lo establece el número de ganglios que se han visto afectados. Cuanto mayor es el número de ganglios, mayor es el riesgo de recaída.

Desde SEOM insisten en que cuando se opera el cáncer de mama es importante estudiar los ganglios linfáticos de la axila (el primer sitio donde se extiende el tumor). Una opción para evaluar los ganglios es la técnica del ganglio centinela que permite conservar la mayoría de los ganglios axilares.

Receptores hormonales: El especialista analizará si las células tumorales están en las hormonas estrógenos y progesterona.

HER-2: Se trata del receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano, una proteína que participa en el crecimiento de las células. El HER-2 está presente en las células normales y en la mayoría de los tumores. Sin embargo, en el 15-20 por ciento de los tumores de mama se encuentra en concentraciones elevadas, propiciando que el tumor sea más agresivo.

Tratamientos

El tratamiento del cáncer de mama se basa en múltiples factores y requiere la colaboración de diferentes especialistas: cirujanos, oncólogos, etc.

En los estadios iniciales el tratamiento suele comenzar con cirugía y continuar con radioterapia. En la actualidad, en algunos casos se ofrece la posibilidad de comenzar antes con tratamiento neoadyuvante que puede facilitar la conservación del seno.

La terapia que se aplique depende de muchos factores, entre los que se incluye el estadio o etapa en que se encuentre el tumor, si hay o no metástasis, el tamaño del cáncer y también de cómo sean las células cancerosas. Con la clasificación realizada por los médicos se establecen el tamaño del tumor, los ganglios linfáticos afectados y el grado de metástasis o propagación a otros órganos, si es que hay. La más utilizada es el sistema TNM, creado por el Comité Conjunto Americano del Cáncer. Cada letra alude a una característica que se define con un número:

T (tamaño): Seguido de un número del 0 al 4. Se refiere al tamaño del tumor, cuanto más grande es el cáncer, mayor es el número.

N (nódulos): Del 0 al 3. Hace alusión a los ganglios linfáticos que se encuentran afectados por las células cancerosas.

M (metástasis): Seguida de un 0 o 1. Indica si el cáncer se ha extendido (1) o no (0) a otros órganos.

Cirugía

La cirugía se utiliza con la intención de extirpar el tumor y analizar los ganglios de la axila. Existen dos opciones de cirugía:

Conservadora: El especialista retirará el tumor y una pequeña cantidad del tejido sano que hay alrededor. Tal y como señalan desde SEOM, esta opción permite conservar la mama aunque, por lo general, requiere que tras la operación se administre radioterapia para eliminas las células tumorales que queden en la mama. Esta opción se puede realizar dependiendo del tamaño del tumor, de la mama y de los deseos del paciente.

Mastectomía: El especialista extirpará toda la mama. En estas circunstancias, las pacientes pueden reconstruirse la mama. Esta opción se puede hacer al extirpar la mama o después de finalizar todos los tratamientos. El momento adecuado depende de varios factores relacionados con el tratamiento y las preferencias del paciente.

Biopsia del ganglio centinela

El ganglio centinela es el primer ganglio linfático donde es posible que el tumor se disemine. Para localizarlo el especialista inyectará un tinte azul cerca del tumor que fluirá a través de los vasos linfáticos hasta llegar a los ganglios.

El procedimiento que seguirá el profesional consiste en extirpar el primer ganglio linfático que recibe la sustancia y comprobar si el tumor ha llegado. Si el tumor se ha extendido al ganglio, tendrán que extirparse los ganglios linfáticos.

Esta técnica no está indicada en todas las circunstancias.

Radioterapia

La radioterapia se utiliza para impedir que las células tumorales crezcan y/o destruirlas. Se puede utilizar como:

Terapia adyuvante: Los especialistas pueden recomendarla como tratamiento local para eliminar posibles células tumorales que permanecen después de realizar la cirugía.

Terapia paliativa: Para aliviar los síntomas de la afectación ósea o ganglionar.

Terapia sistémica

A diferencia de la cirugía o la radioterapia, la terapia sistémica no actúa de forma local, este tratamiento afecta a todo el organismo.

Se administra por vía oral o por vía intravenosa y se distribuye a todos los órganos. El objetivo de este tratamiento es reducir el riesgo de recaída en la enfermedad y la muerte.

Los tres tipos de terapias sistémicas más utilizados en la actualidad son la quimioterapia, la hormonoterapia y las terapias dirigidas. La utilización de cada opción depende del tipo de cáncer de mama y del riesgo de recaída del paciente.

Redacción

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