Un grito colectivo

POR ALBERTO QUEZADA

Si la actual administración gubernamental y los actores que interactúan en el sistema energético nacional continúan dando de lado al grito unificado de una población que no aguanta más el abuso de los desproporcionados aumentos de la tarifa eléctrica, pronto podríamos asistir a una situación social inmanejable.

No estoy alarmando ni construyendo teorías conspirativas ni nada que se parezca, Dios me libre, lo que estoy es haciéndome eco de una situación, de un sentimiento amplio de la sociedad que viene de lejos y que hasta el momento, al parecer, no quiere ser atendido por los referidos actores.

Confieso con toda honestidad que he llegado a pensar que los funcionarios que están al frente de esas entidades, de manera específica, en la Distribuidora de Electricidad del Sur (EDESUR), no quieren que la gestión del cambio conserve una buena imagen y que el pueblo esté tranquilo.

Digo esto porque lo que se está haciendo desde EDESUR con el pueblo dominicano es un vulgar abuso, una estafa imperdonable, en medio de una situación inflacionaria indetenible como la que está viviendo la mayoría de los dominicanos en la actual coyuntura.

Para muestra un solo botón, no es posible queridos lectores, que sin haber adicionado ningún componente de consumo a mi vivienda, las facturas de los últimos 6 meses hayan registrado un desorbitante aumento que va de un 200 % a 300 %, es decir; un aumento de 3, 000 a 10, 000 pesos.

Y que no me vengan con el chantaje de que estamos politizando el tema, que somos enemigos del gobierno y otras caricias por estilo, porque no se trata de eso. De lo que se trata es de que EDESUR le está facturando el doble y hasta el triple del valor facturado mensual a sus clientes y a ningún tomador de decisiones parece importarle.

Da pena y vergüenza ajena como el personal asignado para tratar y evaluar esos casos de alta facturación, se les agota el relato para bajar la animosidad de los afectados. Los argumentos que esgrimen son flojos y cuando hacen la evaluación del histórico de consumo del usuario quedan atrapado en su mentira.

 Quiero dejar claro, que cito a esa institución por ser de quien más me han llegado las quejas, nada personal ni político con las personas que la gestionan, ni con nadie; es sencillamente, que lo que allí ocurre es brutal en contra de una clase media que ya no da más.

Pero lo peor de todo es, lo que más irrita, que los organismos supuestamente protectores de los derechos de los usuarios al momento de intervenir ante un reclamo, lo que dan como respuesta es el escueto término “todo normal”, ese incremento en su factura se debe a las altas temperaturas. ¡Que cachaza!

El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. Quezada.alberto218@gmail.com

El Motín

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