Como diría Álvaro Arvelo, ¡quéeee llamadaaaaa!
Quirino Ernesto Paulino Castillo habló en el Gobierno de la Mañana de la Z 101 durante casi una hora respondiendo las preguntas que le fueron formulando los panelistas de manera ecuánime y profesional permitiéndole que se expresara con absoluta libertad.
¡Qué llamada! Quirino dijo hasta lo que no es preciso. Habló largo y tendido sobre su relación amistosa y de negocios con el ex presidente Fernández y algunos de sus colaboradores más cercanos entre los que se encuentra, por supuesto, su “casi hijo” Félix Bautista, que baila en todas las fiestas cuando de enriquecimiento ilícito y mala conducta política se trata.
Quirino no solo habló de los 200 millones de pesos, más los intereses, que presuntamente le debe Leonel; también habló de la compra de la planta que le regaló a la Fundación Global, Democracia y Desarrollo por “más de siete millones de pesos” que la adquirió en compañía de Bautista, que, como les digo, nunca se queda sin bailar.
El capo extraditado se refirió al nivel de intimidad con un grupo selecto integrado, entre otros, por Leonel, Margarita Gómez, el general Florentino y Florentino, Félix Bautista. “Fueron cuatro años dándole maletines llenos de dinero a Leonel”, dijo.
Aclaró –algo que no le gustó a Vincho Castillo-, que su socio y amigo no era Hipólito, a quien apenas vio en una que otra ocasión, su socio y amigo, al que veía frecuentemente, con quién compartía momentos memorables, al que muchas veces le entregó maletines llenos de dinero, fue a Leonel.
¡Qué llamada! El hombre habló de lo que estaba autorizado a hablar. Muchas preguntas no las respondió. Decía que no podía por el momento…
¡Qué llamada! Mientras escuchaba al confeso narcotraficante me iba quedando atónito, estupefacto, pues si todo lo que decía era cierto –y no tengo por qué dudarlo- el país estuvo gobernando por una banda en extremo peligrosa. Si todo lo que escuchó el país en la Zeta es verdad, el ex presidente Fernández tiene que hablarle al país, tiene que desmentir a Quirino con todas las pruebas que tenga a mano, no con sofismas y cuentos chinos.
No dudo lo que dice Quirino porque recuerdo perfectamente las llamadas que hizo Figuereo Agosto a la Zeta denunciando bandas de narcotráfico auspiciadas y protegidas por sectores gubernamentales. Fue Agosto el que denunció el tráfico de drogas por el puerto multimodal de Andrés Bocachica. Recuerdo el apoyo de e Leonel al señor Arturo del Tiempo Márquez para la construcción de la Torre Atiemar, y su foto con ese señor en el Palacio Nacional teniendo como testigo mudo al Padre de la Patria Juan Pablo Duarte.
No tengo muchos motivos para dudar de lo que dice Quirino pues fue la Suprema Corte de Justicia la que estableció en una sentencia que el gobierno de Leonel le otorgó obras por más de cinco mil millones de dólares al deportada de apellido Solano. Las fotos de Leonel con ese señor todavía se reproducen en las redes sociales igual que otras con dominicanos presos en Suiza por narcotráfico.
Qué no me hablen de campaña sucia en contra de Leonel, ni de persecución política. Esas expresiones están gastadas. ¡Qué aclaren bien la vaina!
¡Qué llamada! ¿Por qué? (No nos chupemos el dedo gordo del pie derecho) ¿Por qué Quirino hace pública una carta que le envió a Leonel desde la cárcel en Nueva York, de muchas que afirma haberle escrito? ¿Por qué llama al programa de Salvador Holguín y luego al gobierno de la mañana, el de mayor audiencia e influencia del país? ¿Quirino lo hace por motu propio o por orden de alguna autoridad? ¿Quién está detrás de Leonel? ¿La DEA? ¿El departamento de Justicia de Estados Unidos? ¿El grupo de Danilo Medina para obligarlo a no presentarse como candidato presidencial y en cambio respaldar el proyecto reeleccionistas? Leonel parece estar entre la espada y la pared a pesar de su fuerza en el Congreso, en el PLD y en la Justicia. Lo que le ocurre a su hijo putativo Félix Bautista en los tribunales, no es fortuito, ni pura casualidad. A Leonel le están pisando los talones desde hace tiempo.
Los vientos huracanados no le favorecen. Esos vientos desatados por Quirino sí que tumban cocos. ¡Qué llamada, Alvarito! ¡Qué llamada!
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