POR ALBERTO QUEZADA
Las teorías y escuelas económicas más reputadas del mundo las cuales han servido de referente para la construcción de los sistemas económicos de las sociedades modernas y posmodernas siguen resultando insuficientes, al día de hoy, para dar respuestas efectivas al tema de la pobreza en gran parte del mundo.
Todo ese derroche técnico – conceptual paradigmático de Carl Max, con su Capital; Adam Smith, con su Riquezas de las Naciones; John Maynard Keynes, con su teoría del Empleo, el Interés y el Dinero; y David Ricardo, con la Macroeconomía; al parecer de nada han servido.
Porque hacemos la reflexión? Bueno, por lo siguiente; como aceptar que a estas alturas, estrenando un nuevo Siglo, en un mundo de alrededor de 10 mil millones de almas, estén muriendo 100.000 personas al día por hambre, cada cinco segundos un niño menor de 10 años muera por falta de alimentos?.
Tampoco es aceptable, que más de 1.000 millones de personas vivan actualmente en la pobreza extrema) menos de un dólar al día), según estadísticas publicadas por el Banco Mundial en su informe de los Objetivos de Desarrollo del Milenio del 2012. El 70 por ciento mujeres.
De igual manera, no se comprende, que más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable, 1.000 millones carecen de vivienda estimable, 840 millones de personas mal nutridas, 200 millones son niños menores de cinco años, 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro.
Como también es inaceptable, que 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud y 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.
Ante un cuatro tan desolador y demoledor, queda claro pues que las más determinantes causas de la pobreza en el mundo pudieran ser debidas a las prácticas de los países del norte, que miran sólo por sus propios intereses y enriquecimiento y no ponen interés en conseguir un mundo mucho más justo y sin desigualdades.
Luchar contra la pobreza es una labor enorme y difícil, pues la economía mundial se encuentra en manos de los países desarrollados o por sistemas que están por encima de ellos. Entonces qué hacer con la pobreza?
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. Quezada.alberto218@gmail.com
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