La Organización Mundial de la Salud ha emitido este lunes un informe en el que sentencia que la carne procesada entra dentro del grupo 1 de sustancias cancerígenas, en el que ya aparecen el tabaco, el alcohol, el arsénico y el amianto. Por su parte, la carne roja también entra en la categoría 2A, com probable cancerígeno.
El diario británico ‘Daily Mail’ ha sido el primero en adelantar que la OMS tenía previsto equiparar la capacidad cancerígena de las hamburguesas, salchichas y el bacon a la de los cigarrillos. Según el medio, que cita fuentes solventes, los investigadores habrían demostrado que estas carnes tienen relación directa con el cáncer colorrectal.
Los estudios que relacionaban la carne procesada con efectos cancerígenos llevan años en circulación, pero esta sería la primera vez que la OMS se alinea con los investigadores especialistas en cáncer del WCRG, el grupo internacional de estudios del cáncer.
En su página web, el citado instituto internacional asegura que la relación entre el consumo excesivo de carne roja y el de carne procesada está directamente relacionado con el cáncer colorrectal. Por este motivo, los expertos recomiendan un consumo máximo semanal «de 500 gramos (peso cocido) de carne roja (ternera, cerdo y cordero).
Así como comer poco o nada de carnes procesadas como el jamón, el bacon o el tocino» «La evidencia científica sugiere que comer menos de medio kilo de carne roja en una semana no aumenta significativamente el riesgo de cáncer intestinal», señalan.
La carne roja es también una buena fuente de nutrientes valiosos, tales como proteínas, hierro, zinc y vitamina B12, por lo que puede contribuir a una dieta sana y equilibrada. «La carne procesada, por el contrario, tiene nutrientes de menor valor y puede ser alta en grasa y sal», insisten.
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