Algunos bebés tardan en pronunciar sus primeras palabras, y los padres celebran ese primer “mamá” o “papá” como un gran logro. Pero¿qué pasa cuando un niño de solo siete meses ya articula sus primeras palabras y, poco después, empieza a leer libros en voz alta?
No se trata de una historia de ciencia ficción ni de una anécdota inflada: es la historia real de Joseph Harris-Birtill, un niño británico que, con solo dos años y medio, se ha convertido en el miembro masculino más joven en ingresar en Mensa, la organización internacional para personas con alto coeficiente intelectual.
La noticia, confirmada por Guinness World Records, no ha pasado desapercibida. Mientras en algunos contextos se debate con frecuencia cómo identificar y apoyar a los niños con altas capacidades, el caso de Joseph ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que plantea la superdotación desde edades muy tempranas.
¿Quién es Joseph Harris-Birtill?
Joseph nació el 23 de noviembre de 2021 en el Reino Unido, hijo de dos académicos: Rose y David Harris-Birtill, ambos vinculados a la Universidad de St Andrews. Desde su nacimiento, sus padres notaron comportamientos inusuales en su desarrollo. Según relatan, a las cinco semanas ya se daba la vuelta, un hito motor que muchos bebés no alcanzan hasta los tres o cuatro meses. A los siete meses pronunció su primera palabra y, antes de cumplir los dos años, leyó su primer libro completo en voz alta .
Con dos años y 182 días, fue aceptado en Mensa, lo que le otorgó el récord Guinness al miembro masculino más joven en la historia de la organización . Para ingresar en Mensa, se requiere pertenecer al 2 % superior de la población en cuanto a coeficiente intelectual, lo que equivale a un CI igual o superior a 132. Este logro, sin embargo, es solo un reflejo de un desarrollo cognitivo excepcional.
Habilidades fuera de lo común
Más allá de la anécdota, Joseph ha demostrado habilidades notables que abarcan múltiples áreas del conocimiento. Según su madre, a los dos años y un cuarto ya era capaz de leer en voz alta durante diez minutos seguidos, contar hasta diez en cinco idiomas distintos y enumerar números hacia adelante y hacia atrás hasta más de cien .
También ha mostrado interés por temas más avanzados para su edad. Le fascina la tabla periódica de los elementos, el alfabeto griego y el código Morse, y aprende con facilidad conceptos que a menudo se introducen años más tarde en la educación formal. Además de su inclinación por la lectura y las matemáticas, Joseph disfruta de actividades como aprender idiomas, resolver problemas de lógica, tocar el piano y construir aviones de papel .
Estas habilidades, aunque admirables, pueden ser también un desafío. Como explica Rose, “esperamos que este logro pueda darle una sensación de orgullo cuando sea mayor – es un galardón muy inusual y el crédito es todo suyo”. La familia ha buscado formas de canalizar sus capacidades en un entorno que le proporcione estímulos adecuados y un acompañamiento respetuoso con su desarrollo emocional.
El papel de Mensa y la educación diferenciada
El sistema educativo convencional suele responder mejor a las necesidades del estudiante promedio, lo que puede dejar en una posición vulnerable a quienes aprenden de forma mucho más rápida o profunda. Para niños con altas capacidades como Joseph, esto puede traducirse en aburrimiento, falta de motivación o incluso incomprensión en el aula. Las diferencias en ritmo de aprendizaje, intereses y profundidad de razonamiento no siempre encajan con los programas estandarizados.