2028: El ocaso del modelo PRM y el ascenso estratégico de la Fuerza del Pueblo

Por Jaime Bruno

La República Dominicana se encamina hacia un ciclo electoral en 2028 marcado por una profunda crisis de representación, frustración ciudadana y desgaste institucional. En este escenario convulso, el Partido Fuerza del Pueblo (FP), liderado por el expresidente Dr. Leonel Fernández, emerge como la principal alternativa de poder, aglutinando no solo el voto opositor, sino también el desencanto generalizado frente a una gestión gubernamental que ha colapsado en múltiples frentes: económico, social y fronterizo.

La debacle del PLD: una hemorragia política irreversible

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), otrora máquina electoral imbatible, hoy es un barco a la deriva. Las pugnas internas, la imposición de candidaturas sin consenso y la reciente decisión del Tribunal Superior Electoral (TSE) de suspender la asamblea que daría inicio al proceso presidencial de cara al 2028, son síntomas claros de una organización en crisis terminal.

El liderazgo de Danilo Medina, limitado por su imposibilidad constitucional de aspirar, ha sido incapaz de renovar sus cuadros ni de mantener la unidad. Ante esta realidad, una migración masiva de peledeístas hacia la Fuerza del Pueblo ya está en curso. El intento de resucitar al PLD con figuras como Abel Martinez y Francisco Javier García no ha logrado revertir una percepción pública marcada por el desgaste y la desconfianza.

El gobierno del PRM: más deuda, más crisis, menos resultados

Por su parte, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) enfrenta su propio calvario. Aunque logró la reelección del presidente Luis Abinader, lo hizo sin una plataforma ideológica coherente ni un relevo creíble. En sus casi cinco años de mandato, Abinader ha administrado más recursos que cualquier otro presidente en la historia democrática del país, casi 99 mil millones de dólares, pero los resultados están muy lejos de justificar tal inversión.

La inseguridad fronteriza ante el colapso haitiano, el incremento del costo de la vida, el alza del dólar, los escándalos de corrupción, y el caos en el transporte y la educación, son solo algunas de las grietas que han erosionado la credibilidad del PRM. En lugar de fortalecer la institucionalidad, el oficialismo ha optado por la improvisación y el clientelismo.

El gran reto del PRM no es solo cerrar el segundo mandato con buena imagen, sino encontrar una figura que no solo unifique internamente, sino que entusiasme al electorado. A la fecha, ese candidato no existe.

Fuerza del Pueblo: renovación, estructura y visión

En este contexto, la Fuerza del Pueblo se proyecta como la opción más organizada, coherente y con mayor proyección electoral. Su crecimiento sostenido en membresía, estructura territorial y presencia mediática, la posiciona como la primera fuerza opositora del país. A diferencia de otras organizaciones, la FP ha sabido combinar experiencia de Estado con una narrativa de futuro.

La fórmula Leonel Fernández – Omar Fernández podría convertirse en un fenómeno electoral sin precedentes. Padre e hijo representan dos generaciones de pensamiento político que se entrelazan: una con la experiencia probada de gobierno, y otra con la frescura, carisma y aceptación de los jóvenes. No se trata de una “dinastía”, sino de una fórmula simbólica de continuidad transformadora.

2028: ¿Cambio o colapso?

Las elecciones del 2028 no serán un simple torneo electoral, sino un referéndum sobre el modelo político actual. Si el pueblo dominicano continúa abandonado ante el caos económico, la inseguridad social y la falta de rumbo, el deseo de un cambio estructural se impondrá sobre la propaganda oficialista.

Fuerza del Pueblo tiene ante sí la responsabilidad histórica de canalizar ese deseo. No solo como opción electoral, sino como plataforma de transformación nacional. La historia reciente demuestra que los partidos sin raíces profundas, sin ideología y sin liderazgos formados colapsan. Fuerza del Pueblo, por el contrario, sigue creciendo, articulando y soñando con un país mejor.

Y el pueblo, aun con heridas, lo sabe.

El Motín