El entonces candidato Luis Abinader, hoy presidente de la República, y Guido Gómez Mazara cuando se unieron políticamente. Hoy están distanciados.

Miren las razones por las que Guido se distanció de Abinader

 

Por Danilo Cruz Pichardo

En el plano personal Gómez Mazara y Luis Abinader son amigos e inclusive conversan vía telefónica, aunque no con regularidad. También Guido siente gran respeto por la señora Rosa Sula Corona Caba, madre del presidente de la República, con quien esporádicamente sostiene diálogo. Con el extinto padre de Luis, el doctor José Rafael Abinader, el aspirante presidencial perremeísta solía compartir con frecuencia, en análisis sobre el acontecer político, económico y social.
A Guido le suelen enrostrar que cuando se fundó el PRM, el 9 de septiembre de 2014, el abogado y político se quedó en el PRD, pero muchos desconocen que fue una estrategia diseñada conjuntamente con Luis Abinader e Hipólito Mejía, para dividir más al otrora poderoso partido blanco y reducirlo. Cuando el PRD ya era una entelequia, que las encuestas otorgaban un 2%, entonces es que se juramenta formalmente en el PRM, haciendo una titánica labor para el triunfo electoral de 2020.
La campaña del PRM se basó en la lucha contra la corrupción y la impunidad, pero en la práctica quien  hacía todos los sometimientos judiciales contra aquellos que sustrajeron fondos públicos fue Guido Gómez. ¿O acaso ya se olvidó quien fue que sometió a la justicia a José Ramón Peralta, por los actos dolosos cometidos en las denominadas “visitas sorpresa”?

Luis Abinader y Guido Gómez Mazara.

Otro ejemplo: ¿Ya se olvidó quién sometió a la justicia a Gonzalo Castillo por el asfalto AC-30, donde hubo una dilapidación ascendente a 11,500 millones? A ese mismo sujeto también se le sometió a la justicia por violar la Ley 340-06, la cual prohíbe a los funcionarios públicos ser suplidores del Estado, como en efecto él lo hacía con múltiples instituciones estatales a través de Aero Ambulancia, una compañía perteneciente a Helidosa Aviation Group, propiedad del excandidato presidencial del PLD.
Sin embargo, de los expedientes de corrupción contra Gonzalo Castillo no se habló nunca más. Y hoy día el excandidato presidencial peledeísta dispone de una escolta militar asignada por el presidente Luis Abinader. Y el hermano de Gonzalo, Ricardo A. Castillo Terrero, un militar extremadamente Persecutor contra el PRM durante toda la campaña, con el cual Guido tuvo problemas, fue ascendido de rango y goza de los mayores privilegios. Hablo del mismo militar que agredió la protesta pacífica de los jóvenes que se apostaron en la Plaza de la Bandera, a raíz de las fraudulentas y fracasadas elecciones municipales de febrero de 2020.
Gómez Mazara no descartaba ocupar un cargo público en el presente Gobierno. Fue invitado por el presidente electo a una reunión, en pleno período de transición, a la que no asistió, pero por las informaciones recibidas el encuentro le resultó desagradable, por la presencia de una gran cantidad de oligarcas, de los que siempre se han beneficiado del Estado. En esa reunión hubo, además,  hijos y nietos de funcionarios civiles y militares matones de los doce años, entre los cuales sobresalía el general Juan Gerónimo Brown Pérez, destacado por sus persecuciones contra los perredeístas en las elecciones del 2012 y contra los perremeístas en el 2020.
En el encuentro hubo también decenas de jóvenes popis, sin trayectoria política, que fueron designados en posiciones diplomáticas, solo por ser hijos y nietos de empresarios que le dieron dinero en campaña.
Guido se enteró, asimismo, que la oligarquía impuso a Valdez Albizu como gobernador del Banco Central, a quien Abinader aceptó e inclusive elogió su trayectoria de “sacrificios”. En ese momento todos los empresarios presentes se pusieron de pie y aplaudieron, porque se trataba del hombre que concedía privilegios a los poderosos.
Gómez Mazara prefería una cara nueva, un técnico del PRM, partido en el cual hay hombres de alta preparación académica, como en efecto es el caso del ingeniero Ramón Alburquerque. Todo pintaba hacia la conformación de un gabinete no solo de personas conservadoras, sino comprometidas con la corrupción del pasado. Hasta del pasado lejano, lo importante era el aporte económico de campaña.
Como se sabe, Luis Abinader una vez llegó al poder tiró al zafacón el Programa de Gobierno que ofertó al electorado en la pasada campaña. Acudió a palacio con una agenda privatizadora de patrimonios públicos, resaltando las Alianzas Público-privadas y los fideicomisos. Rápidamente se supo de sus compromisos con polos turísticos, del sector energético y con el agua. Para colmo: en esos días aparece Luis Abinader con empresas en paraísos fiscales (evadiendo impuestos) y riquezas ocultas junto a los también presidentes ultraderechistas Sebastián Piñera y Guillermo Lasso.

En lo que respecta a la energía se puso a Celso Marranzini como presidente del Fideicomiso de Punta Catalina, con un contrato mostrenco, primer paso para su  traspaso al sector privado.
En lo que toca al agua, Abinader inmediatamente ordenó a sus legisladores la modificación de la ley del Instituto Nacional de Agua Potable (INAPA) para poder designar en su dirección a Wellington Arnaud Bisonó, la persona con el perfil ideal para facilitar el macabro plan, el cual simplemente se ha detenido hasta tanto se concretice la anhelada reelección, que sería una tragedia para el interés nacional. (Wellington Arnaud en estos momentos está involucrado en un escándalo de licitaciones confusas adjudicadas a Tiote Comercial por casi 100 millones de pesos)
Sin embargo, la decisión definitiva de no asumir ninguna posición pública, Gómez Mazara la tomó cuando se filtró que Abinader exigiría a los dirigentes del PRM, para poder optar por  puestos públicos, currículum  con doctorado o, en su defecto, licenciaturas y maestrías, preferiblemente cursadas en el exterior. En efecto así fue. ¿Esos dirigentes del PRM calificaban para hacer campaña en medio de una pandemia y llevarlo al poder político, pero no para posiciones estatales? Ese fue el engaño del siglo.
Los militantes del PRM, se sabe, provenían del PRD. Y el PRD siempre fue un partido de gente pobre, aunque, como en todas las entidades políticas, también contaba con personas estudiadas. Naturalmente, Abinader los metió a todos en el mismo saco. Y hoy el 85% de los perremeístas está en el aire. Fue en ese momento cuando Guido optó por aspirar a la presidencia del PRM, como una forma de canalizar las inquietudes de los militantes y dirigentes con el Gobierno de su compañero Luis Abinader.
Las encuestas revelaban que Gómez Mazara ganaba ampliamente, pero el presidente Abinader le cerró su ascenso, celebrando unas primarias de mil 200 personas (empleados públicos), a pesar de que el voto de la militancia del PRM asciende a un millón 800 mil. Se recuerda que en el pasado, tanto en el PRD como en el PRM, Abinader demandaba el voto universal, directo y secreto y ahora desde el poder su práctica ha sepultado su prédica.
Guido decidió entonces aspirar a la Presidencia de la República, amparado en la Constitución y en los Estatutos del PRM. Sobra decir que es el mejor expositor que tiene el PRM y posiblemente el país y goza de carisma y liderazgo natural, diferente al jefe de Estado que es una persona insípida.
Gómez Mazara recorre el país y acude a espacios de medios audiovisuales levantando un discurso diferenciador, sobre todo, de las políticas económicas y sociales de su compañero Abinader. Naturalmente, Gómez Mazara se opone también a la despeñagomización del PRM, que se inscribe en el afán del presidente de la República de convertir a esa entidad política en conservadora y al servicio de la oligarquía nacional.
El abogado y político se opone además al pacto de impunidad de Abinader y Danilo Medina, en el cual se protege a un sector político del propio PRM que “lavó oro en el pasado gobierno”. Ya Abinader no menciona a la justicia independiente que tanto publicitó en los medios de comunicación social. Y las autoridades del Ministerio Público están sorprendidas y molestas, a tal extremo que Miriam Germán no estuvo presente el 27 de febrero en la rendición de cuentas del presidente ante la Asamblea Nacional.
En lo personal Guido Gómez Mazara sigue siendo amigo de Luis Abinader, las diferencias que los separan son políticas. Ningún dominicano que le duela su país puede estar de acuerdo con ese festival de empréstitos. En dos años y medio Abinader ha tomado más de 27 mil millones de dólares. Se promueve el crecimiento del Producto Interno Bruto, pero ¿el mismo llega o se transfiere a la clase media y a  los pobres?
Guido expone con estadísticas sobre la inflación en los productos  de la canasta familiar y la pérdida del poder adquisitivo de la gente, de igual forma habla de la elevada tasa de desempleo en los jóvenes dominicanos, basado en datos de organismos nacionales e internacionales, así como del salario promedio, el cual ronda los 30 mil pesos; también habla del empleo informal.
Es innegable que hay serios problemas económicos, como es serio el problema de la falta de seguridad ciudadana, entre otros males. Y se pretende confundir a la población con un discurso que describe un país que no es el nuestro. Es una grosera manipulación expresar que el dinero ahora alcanza más y que la gente vive mejor. Solo los miembros de la oligarquía (con sus privilegios irritantes) y los funcionarios públicos, incluyendo los diplomáticos, pueden exhibir bienestar.
En el fondo hay desesperación por resultados de encuestas que se pagan incluso desde el mismo Gobierno. Es la razón por la cual se usan de los fondos públicos 1,300 millones de pesos mensuales en publicidad y bocinaje, para que se diga que el “presidente es un hombre bien intencionado”, cuando la práctica tira por el suelo esa tesis. Desde el Gobierno no se detiene la compra de alcaldes opositores, reproduciendo prácticas del pasado y que el mismo Abinader condenó ayer. A tránsfugas políticos comprados, el Gobierno los exhibe como trofeos, incluyendo a Carlos Valentín Batista, exalcalde de Jaquimeyes, al cual la Suprema Corte de Justicia condenó a tres años de prisión por corrupción pública, al ser denunciado y sometido a la justicia por el propio PRM.
Un aspecto que tiene preocupado a Luis Abinader es el crecimiento que experimenta Guido Gómez Mazara tanto dentro como fuera del PRM. Guido es un centrista liberal, cuya posición se diferencia totalmente con el carácter conservador de Luis Abinader. A Guido le favorece que todos los demás líderes nacionales se disputen el espacio de derecha y también se disputan la oligarquía nacional, mientras en la región vienen surgiendo en los últimos tiempos gobiernos liberales, como en Bolivia, Perú (este fue derrocado), Chile, Honduras Colombia, Argentina y Brasil.
En el plano nacional hay varias organizaciones liberales preparadas para llevar en su boleta, en el certamen comicial del año entrante, al doctor Gómez Mazara, en el hipotético caso de ser escogido por las primarias del PRM, que se espera que cumplan con los requisitos de democracia y equidad entre los aspirantes presidenciales de ese proceso interno.
El liderazgo de Gómez Mazara empieza a trascender la frontera nacional y recientemente dos importantes líderes de la región lo invitaron a visitar a sus respectivos países, como se trata de Roy Barreras, presidente del Congreso de Colombia, y Manuel Zelaya, primer caballero de Honduras, y expresidente de ese país centroamericano.
El doctor Guido Gómez Mazara también tiene invitaciones de otros líderes de la región y europeos.

El Motín

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