Las tres calientes

POR ALBERTO QUEZADA

La cantidad de temas  que se registran en la agenda nacional son tantos y van   tan de prisa, que una buena parte de la clase gobernante y dominante criolla  parece olvidar las penurias y carencias de una amplia franja de la sociedad  dominicana.

A esa clase hegemónica a que hacemos referencia parece no interesarle la situación de deterioro  existencial y material progresivo de un grupo de  dominicanos y dominicanas que viven en sectores desposeídos.

Para esos colectivos empobrecidos la actual coyuntura que vive el país le es pesada, hostil, hiriente y estresante; su estado de ánimo y capacidad de resistencia se agota, ya no da más, están al borde del colapso.

El alza de los productos de la canasta familiar, la tarifa de la energía eléctrica, los combustibles, materiales de construcción, la educación privada y otros aumentos lo desesperan y abruman.

 Lo que estamos planteando pudiera parecerle  a muchos un discurso de agitación social, de animadversión política en contra del actual gobierno y no es así. De lo que se trata es de la identificación con un tema o causa social que está deteriorando la vida de ciudadanos que merecen una mejor suerte.  

La indiferencia estatal no puede seguir golpeando de manera despiadada a esa clase social, la falta de oportunidades de empleos para ganarse la vida dignamente no debe reducirlo a condiciones miserables. Eso no debe de ser, por amor a Cristo!

La agenda y el debate nacional no deben ni pueden circunscribirse solo a  los temas de interés de grupos hegemónicos nacionales y extranjeros. Ellos, los de abajo, deben estar en el centro de las políticas públicas como una prioridad real y verdadera. Ya  bastan los discursos, promesas, anuncios de planes y proyectos, cruzadas en contra de la corrupción y la impunidad.

Aquí la atención  no debe estar  concentrada solo  en temáticas, que aunque importantes para el adecentamiento la vida nacional, no resultan   fundamentales para una amplia mayoría de ciudadanos  que al  día de hoy  no tienen  trabajo ni la posibilidad comer ¨las tres calientes¨.

El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.quezada.alberto218@gmail.com 

El Motín

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