La tosferina: todo lo que deberías saber sobre la enfermedad

En los últimos años se está observando una reemergencia de la tosferina —también denominada tos convulsiva— en los países con amplias coberturas vacunales, con la aparición de importantes brotes.

En menos de tres meses —desde el pasado mes de septiembre—, tres bebés han muerto por tosferina en Sevilla, Málaga y Cuenca, mientras que otro se encuentra hospitalizado por esta misma enfermedad respiratoria en Toledo.

Este aumento de la incidencia tiene una distribución por edades bipolar: en los lactantes menores de 6 meses, que por su edad no han iniciado la vacunación o no han completado las cinco inyecciones requeridas, y en los adolescentes y adultos por la disminución de su inmunidad con el tiempo transcurrido desde la inmunización o el padecimiento de la enfermedad.

Los cambios epidemiológicos justifican la adopción de nuevas estrategias que tienen la finalidad de proteger al paciente y disminuir la incidencia de la enfermedad en toda la población.

Sin embargo, son muchas las incógnitas que rodean esta enfermedad que se encuentra en el centro de la polémica informativa debido a los últimos casos.

¿Qué es la tosferina?

Se trata de una enfermedad bacteriana causada por la bacteria Bordetella pertussisque, que ocasiona una tos violenta y difícil de controlar que puede dificultar la respiración. Afecta al aparato respiratorio: pulmones y vías respiratorias. ¿Cómo se contrae la enfermedad?
¿Cómo se contrae la enfermedad?

Es altamente contagiosa. Se propaga con facilidad por el aire cuando una persona infectada habla, tose o estornuda. El 83 % de los casos de contagio en recién nacidos proviene de un adulto que convive en la misma casa con el bebé.

¿Cómo afecta a los que la padecen?

Las consecuencias de la enfermedad en los adolescentes y los adultos suelen ser más leves, pero los menores de 4 meses de edad son el grupo más vulnerable, con frecuentes complicaciones que pueden llevar incluso al fallecimiento.
Durante los primeros 3 o 4 meses de vida hay una mayor probabilidad de desarrollar complicaciones, fundamentalmente porque la primera dosis de la vacuna se administra a los 2 meses de vida y están expuestos a contagiarse antes de que llegue el momento. Por este motivo, el 70 % de los niños menores de un año y casi el 100 % de los menores de 3 meses requieren hospitalización, tal y como explican desde la Asociación Española de Pediatría (AEP).

¿Cuándo aparecen los primeros indicios?

Los primeros síntomas aparecen, por lo general, de 7 a 10 días después de que la persona haya estado expuesta al contagio, pero algunas veces pueden pasar hasta 6 semanas antes de que se dejen notar. Al principio, la enfermedad se manifiesta como un resfriado común: con congestión nasal, moqueo, estornudos y, tal vez, tos o fiebre, difícil de diagnosticar.

¿Cómo se diferencia de una gripe?

A medida que avanza la enfermedad aparecen los síntomas característicos de la tosferina, que son: ataques de tos, seguidos de un fuerte silbido (“gallo”) al coger aire; vómitos con la tos; y agotamiento después de los accesos de tos.

¿Cuánto duran los síntomas?

La tos intensa suele durar unas dos semanas y, a partir de entonces, va disminuyendo en frecuencia y gravedad. El enfermo puede tardar meses hasta llegar a recuperarse por completo.

¿Qué complicaciones presenta?

Entre las complicaciones que pueden presentarse en el enfermo destacan la neumonía, la otitis media, la insuficiencia respiratoria, la encefalopatía y las convulsiones. La complicación más grave es la apnea (detención en la respiración) que puede causar incluso la muerte y el fallo respiratorio progresivo.

¿Cuáles son los tratamientos?

El diagnóstico precoz de la tosferina es fundamental para iniciar el tratamiento, que es aconsejable que comience durante la primera fase de la enfermedad o fase catarral. De este modo es más probable reducir la intensidad y duración de los síntomas. La tosferina se trata con antibióticos, que prescribirá el pediatra. Este tratamiento tiene mayor eficacia si se administra cuando los síntomas aún son leves, sobre todo dentro de las tres semanas desde el comienzo de la tos. Una vez establecida la tos convulsa, los antibióticos no servirás para mejorar la salud en el enfermo afectado, pero sí limitará la transmisión de la enfermedad.
¿Qué puede hacer la familia?

Una vez establecido el diagnóstico y mientras dure el tratamiento, es aconsejable: favorecer el descanso del pequeño; mantener la vivienda libre de sustancias irritantes para evitar que se produzcan ataques de tos con mayor facilidad; ofrecer al niño porciones de comida reducidas y de forma frecuente, para evitar los vómitos; y animarle a beber abundante líquido para evitar la deshidratación.

¿Cómo puede prevenirse?

La vacunación es la principal medida preventiva para evitar la tosferina. Durante un brote, los niños menores de 7 años que no hayan sido vacunados, no deben asistir a la escuela ni a reuniones públicas y deben ser aislados de alguien que se sepa o se sospeche que está infectado. Esto debe durar hasta 14 días después del último caso notificado.

¿Cuándo vacunar al bebé?

La primera dosis de la vacuna frente a la tosferina se administra en recién nacidos a los dos meses de vida. Después, los niños deben completar la serie de cinco vacunas DTaP y ponerse otra dosis de la vacuna a los 4, 6, 15-18 meses y a los 4-6 años de edad.

¿Y a la embarazada?

A partir de la semana 27 de gestación. La vacunación de la embarazada ha demostrado ser la forma más efectiva de proteger al recién nacido, porque la transmisión al feto de anticuerpos (defensas) durante el embarazo, a través de la placenta, le protegerá hasta las primeras dosis de la vacuna que se administran a los 2 y 4 meses de edad.

Se trata de una forma de inmunización que ofrece una doble protección, a la madre y al recién nacido. «Es la medida más eficiente y efectiva para prevenir la enfermedad cuando el recién nacido todavía no está vacunado», afirma Francisco Álvarez, del Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

Sin embargo, hasta la fecha, solo ocho comunidades españolas —Cataluña, Asturias, Navarra, Valencia, País Vasco, Canarias, Extremadura y Castilla la Mancha, esta última desde el 9 de noviembre— recomiendan la vacunación contra esta patología durante el embarazo entre la semana 27 y 36 de gestación.

También es cierto que, tras los últimos fallecimientos, Andalucía y la Comunidad de Madrid han anunciado que empezarán a hacer lo mismo a partir de enero de 2016.

¿Quién más debe inmunizarse?

Debido al brote que se ha producido en los lactantes menores de 6 meses, desde la Secretaría de Eduación Pública (SEP), recomiendan vacunarse a cualquier adolescente o adulto que estén o vayan a estar en contacto con el bebé: padres, abuelos, contactos domiciliarios, personal sanitario y cuidadores de guarderías.

¿Cómo avanza la enfermedad?

En España se ha observado un aumento de la enfermedad desde 2010, produciéndose más del 40 % de los casos en niños menores de un año, el 15 % en adolescentes y el 13 % en adultos, según la AEP. España ha registrado en lo que va de año más de 7.200 casos de tosferina, casi el triple que en el mismo periodo del año pasado, según datos del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.

Al tratarse de una enfermedad de declaración obligatoria, este organismo registra todos los casos que se notifican cada semana y, según el último boletín epidemiológico hasta ahora publicado, que recopila casos hasta el pasado 18 de octubre, muestra un total de 7.224 casos acumulados hasta esa fecha. En esa misma fecha pero en 2014 se habían registrado un total de 2.870 casos.

Redacción

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