El ministro de Exteriores japonés, Fumio Kishida, habla con la prensa tras una reunión gubernamental sobre los rehenes en manos del grupo Estado Islámico

Japón aún busca información 24 horas después de cumplirse el ultimátum

El Gobierno de Japón seguía activando este sábado todas las vías para salvar a sus dos rehenes en manos del grupo Estado Islámico (EI), y los expertos aconsejaban recurrir a las relaciones establecidas en la región, sobre todo con Turquía.

«Realmente no hay avances», declaraba un responsable gubernamental a la prensa japonesa por la mañana, cerca de 24 horas después de expirar el ultimátum de 72 horas fijado el martes por los yihadistas.

En un vídeo, que los especialistas estiman «traficado» sobre todo por las sombras divergentes y otras incoherencias, un miembro de EI amenazó en inglés con matar a los japoneses Haruna Yukawa (patrón de una pequeña empresa de seguridad) y Kenji Goto (periodista) y fijó en 200 millones de dólares el rescate exigido en ese plazo.

Según el Gobierno, no llegó «ningún mensaje» posterior de los secuestradores. Aunque no se registró ningún avance concreto en las últimas horas un consejero del primer ministro declaró el viernes a la televisión «no es que no exista una reacción de manera indirecta, pero no tenemos respuesta» de los yihadistas.

«No hay nuevas informaciones, sólo hemos examinado la situación», añadió la mañana del sábado el ministro japonés de Relaciones Exteriores, Fumio Kishida, al término de una reunión de crisis.

El Consejo de Seguridad Nacional (NSC) se reunió el viernes poco antes de agotarse el plazo estipulado por los yihadistas para recibir la suma exigida.

El Gobierno, presionado por dirigentes extranjeros para que no pague rescate, reafirmó su posición de «no ceder a las amenazas terroristas» y su compromiso de «combatirlos con la comunidad internacional», aunque Japón sólo pueda suministrar apoyo no militar por la prohibición constitucional de pasar a la ofensiva.

El Ejecutivo desmintió rumores de que haya manejado la posibilidad teórica de intervenir en ciertos casos en virtud de una nueva interpretación de la ley fundamental que autorizaría, en nombre de la defensa colectiva, que Japón mande soldados para ayudar a un aliado atacado o salvar a compatriotas.

Por el momento, el entorno del primer ministro Shinzo Abe subraya que se trata sobre todo de «acumular informaciones con ayuda de los otros países con el fin de conseguir liberar cuanto antes a los dos japoneses».

– Relaciones turcas, experiencia francesa –

«Tengo la esperanza de que (Kenji Goto) regrese gracias a las discusiones secretas. Antes de las 72 horas tenía miedo pero como no ha pasado nada desde la expiración del plazo, me atrevo a esperar», declaró a la prensa un ex guía de Goto por la región antes de que el periodista japonés desapareciera a finales de octubre en la zona siria controlada por EI.

La situación de los dos rehenes seguían siendo un misterio. «No descartamos ninguna hipótesis, nos reunimos y controlamos todas las informaciones», declaró por su parte la mañana del sábado un adjunto de Kishida, Yasuhide Nakayama, enviado a Jordania para gestionar directamente los contactos locales.

Los especialistas del islam y la prensa insisten en el papel clave que podrían desempeñar sobre todo Turquía y quizás Francia, que el año pasado consiguió la liberación de cuatro periodistas en manos de EI.

«El primer ministro Abe ha visitado varias veces Turquía, ha sido por motivos ante todo económicos relacionados sobre todo con la energía nuclear, pero este país, que tiene una frontera con Siria y es un importante punto de paso, puede ser un intermediario importante», explica el profesor Masanori Naito, de la Universidad Doshinsha.

La prensa indica que la experiencia francesa en esta materia puede resultar útil. De hecho, Kishida se apresuró a llamar a su homólogo Laurent Fabius para solicitarle la cooperación de la diplomacia gala.

Redacción

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