Periodista Rafael Polanco

Igualdad de derechos mujer-hombre

Por Rafael Polanco

El 8 de marzo de cada año ha sido declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como Día Internacional de la Mujer, como forma de honrar a las 129 damas víctimas de un incendio ocurrido en una fábrica de Nueva York, en momentos en que desarrollaban una huelga en reclamo de igualdad de derechos con respecto a los hombres, sus compañeros trabajadores.

Esa tragedia tuvo lugar el 8 de marzo de 1908 y 44 años después, en 1952, la ONU decidió, en una sesión solemne, establecer el 8 de marzo de cada año como el Día Internacional de la Mujer en homenaje a esas129 mujeres.

La decisión está inspirada en un deseo de hacer justicia, pero la realidad es que es una medida discriminatoria, pues comparto el criterio de mi profesor en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP), Bonaparte Gautreaux Pineyro (Kabito), quien hizo público su criterio sobre el particular.

Dice el veterano comunicador: “En mi casa TODOS los días son para respetar, querer, reverenciar, amar, distinguir, ayudar, asistir, acompañar a mi mujer y a todas las de mis familiares, amistades, conocidos y desconocidos. En una palabra: en mi casa, todos los días son Día de la Mujer. He dicho”.

Son muchos los que hablan de manera hipócrita de defender los derechos de la mujer, pero son los primeros que las discriminan a establecer una fecha en el año para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

La verdad es que, todos los días deben ser para honrarlas y reconocerles todos los aportes que hacen a la sociedad, máxime cuando ellas son la mitad de la población y al mismo tiempo las que trajeron al mundo la otra mitad.

Soy de los que considera que, más que una fecha para celebrar, se trata de una ocasión para conmemorar, para reflexionar y promover la igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres, algo que se habla, pero que pocos practican.

Digo que es una fecha para reflexionar, pues hay que hacerle saber a la gente que esa conmemoración nace del hecho de que el 8 de marzo de 1908, mientras un puñado de trabajadoras realizaban una huelga reivindicativa, se produjo una tragedia que costó la vida a 129 de ellas.

Se afirma que el propietario de la empresa donde ellas laboraban ordenó poner candados a las puertas para que nadie entrara ni saliera hasta que culminara el paro, sin contar que se produciría un incendio que se traduciría en una verdadera tragedia, que puso fin a esa lucha en reclamo de derecho a una jornada laboral de 10 horas y al pago de iguales salarios a los hombres y a las mujeres.

Sin lugar a dudas, las mujeres siempre se han abierto paso para dejar atrás los obstáculos y lograr trascender como esposa y como madre, demandado su inclusión como seres de primer orden en la sociedad, buscando siempre la igualdad.

Sus luchas han comenzado a producir respuestas positivas, pues muchos gobiernos ya reconocen la igualdad entre las mujeres y los hombres, colocando esa conquista en los códigos jurídicos, donde se establecen igual participación en la vida pública, en lo relativo a ocupar cargos por elección o por designación.

Desde 1979 ese proceso se fortaleció, tras la aprobación de la Convención para la Eliminación de todas Formas de Discriminación, porque resumen todos los derechos que los Estados deben garantizar a las mujeres en materia civil, política, económica y social.

Sin embargo, pienso que en vez de establecer diferenciación entre mujeres y hombres, por lo que se debe lugar es por lograr la igualdad entre los seres, concebida como un derecho, un principio o un valor, es decir que los intereses de cada persona importan de igual modo, tanto para lo masculino como para lo femenino.

El tema fue abordado en 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing, en China, donde planteó la necesidad de ir atenuando gradualmente las desigualdades en razón del sexo y se puso en evidencia que el avance logrado en materia de igual no era suficiente.

En el plano local, la Constitución dominicana, en su artículo 39, establece el derecho a la igualdad cuando expresa «Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal».

En el país correspondió al movimiento feminista, desde sus diversas interpretaciones y corrientes, impulsar trabajos de rescate de la participación de la mujer en los diferentes ámbitos del quehacer social, cultural, político y económico.

El desempeño de las mujeres en el mundo es primordial para su familia y la sociedad moderna, es por esa razón que sus avances encierran una promesa de transformación al que todos debemos aspirar para alcanzar una verdadera igual de derechos entre las mujeres y los hombres.

*El autor es Periodista y politólogo

El Motín

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