Todo en este país es sucio o se ensucia pronto. Las críticas, observaciones y consejos del embajador de los EEUU James (Wally) Brewster al gobierno dominicano han merecido condena de diputados corruptos, plumíferos a sueldo y demás canalla de la fauna local. La tienen cogida con este embajador unos por falso y mendaz nacionalismo. Otros porque es gay y eso les molesta aunque no lo digan abiertamente. En realidad, el embajador de los EEUU no ha dicho nada que no sepamos todos y que ya antes no hubieran dichos otros, especialmente Steven Fisher en su discurso de despedida el 28 de abril del 2015, tras cinco años como embajador británico en nuestro país. Pero además y aunque nadie lo hubiera dicho antes, todo cuanto Brewster ha dicho es verdad y lo que procede y corresponde no es venir a jugar al hipócrita acusándolo de ingerencia sino mirarnos a nosotros mismos y precisar si, ya que no hemos sido capaces de reaccionar y rebelarnos, si seremos al menos capaces de avergonzarnos.
A continuación reproduzco el texto de alguos párrafos del discurso del Sr. Fisher:
“Hablaré acerca de algo que ustedes saben más que yo. Acerca del cual, por una razón u otra, nos importa a todos profundamente. La República Dominicana. Tendré que tener cuidado, como se requiere de un Embajador extranjero. Pero, aunque voy a evitar ciertos temas controversiales – como las elecciones, enmiendas a la Constitución y las candidaturas – no los evitaré todos. Mis comentarios reflejarán cómo yo veo este país después de cinco años memorables que tengo viviendo aquí como Embajador de Su Majestad.
Mis comentarios son personales, aunque la mayor parte de ellos pueden tomarse como un reflejo de la opinión del gobierno Británico. Las relaciones entre la República Dominicana y el Reino Unido son buenas, pero podrían ser mejores. El comercio bilateral está creciendo, pero podría crecer más rápido. La mayoría, aunque no todas, de las inversiones del Reino Unido están bien y querríamos que hubiesen más inversiones.
Refiríendose a Stafford Campbell un predecesor suyo del año 1965, el embajador Fisher dijo: “Cito: “Lo que ha sucedido aquí es que la bestia de carga paciente de repente se convirtió en un tigre. Debajo de la evidente explotación comunista hay una explosión espontánea de rabia y frustración. Se espera que la clase gobernante haya aprendido algo, pero lo dudo” (fin de la cita). En un brillante escrito de ocho páginas, enviado el 24 de mayo de 1965, él alabó la valentía de aquellos que habían defendido la revolución y luego él dirigió su atención al gobierno.
Cito: “… la clase gobernante de este país tiene una gran responsabilidad por lo que ha ocurrido: Para ellos, la adquisición de una conciencia social es ahora esencial para su supervivencia porque si estas personas… vuelven a su anterior manipulación del aparato de gobierno para su beneficio exclusivo, podrían derivarse terribles consecuencias debido a su mal criterio…. La clase gobernante, cuyos representantes tomaron el poder en Septiembre de 1963, no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo. Ahora han tenido un miedo horrible; pero si aprenden la lección de lo sucedido, el horror no habrá sido soportado completamente en vano” (fin de la cita).
Está claro que Campbell consideraba que la injusticia social y la corrupción estaban frenando al país”. Y me permito añadir que lejos de haber mejorado y de que hubieran aprendido algo, los hechos de hoy demuestran una conducta aberrante donde los males denunciados entonces solamente se han agravado mas allá de cualquier descripción posible. Por eso el embajador Brewster observa con extrañeza y no sin pena que los dominicanos hayan sido muy tolerantes con la corrupción.
“Desde 1965, el crecimiento económico de la República Dominicana ha sido mayor que el de cualquier otro país de América Latina, incluyendo Chile, pero esto no ha ayudado a reducir el nivel de pobreza tan dramáticamente como muchos otros países latinoamericanos lo han hecho.
¿Me permiten sugerir que la sociedad Dominicana debería estar preocupada por esto, y preguntarse por qué?” Pues para pena y vergüenza nuestra, la sociedad dominicana en ralidad no está preocupada ni tampoco se pregunta por qué. Nuestra sociedad está en chercha, en llegar primero, en el todo vale y cualquier problema de consciencia se resuelve con ruido, alcohol, consumo y drogas.
“Existe otro lado oscuro de la pobreza, que debe preocuparnos a todos los que queremos hacer negocios, vivir, trabajar, jubilarnos o vacacionar en la República Dominicana.
La pobreza genera delincuencia. Este no es el lugar apropiado para tratar este asunto extensamente, pero basta decir que el crimen que pasa por la República Dominicana ahora representa una amenaza importante para el Reino Unido.
Me refiero principalmente al tráfico de drogas. Pero también hay problemas con el tráfico de personas, movimiento ilegal de armas, explotación sexual de menores, y el llamado turismo sexual que a veces incluye a ciudadanos británicos – todo lo anterior nos preocupa”. La única discrepancia a señalar con esta parte del discurso del señor Fisher y a resaltar con esas declaraciones es que no es la pobreza per se la que genera delincuencia sino la combinación de esta con la desigualdad y los valores relativos que de la comparación se derivan.
“Otra área que impide a la República Dominicana convertirse en el socio comercial que nos gustaría a todos, es la justicia. Los archivos de la Embajada Británica contienen detalles de varios casos en que la actuación del sistema judicial dominicano puede considerarse lamentable. En uno de los casos la lista de razones para aplazar las audiencias incluyen excusas tan ridículas que es difícil creer que sean verdaderas. En otros casos, ciudadanos Británicos han tenido que literalmente esperar años, y continúan esperando, el día en que puedan ir al tribunal y tener la oportunidad de que se haga justicia.
El sistema judicial es lento, frustrante e injusto. En el discurso del Presidente de la Suprema Corte del 7 de Enero del 2014, el dio un brillante análisis de los problemas que aquejan al sistema. Pero por ahora, los ciudadanos y las empresas británicas continúan sufriendo. Así como también los ciudadanos de muchos otros países – sobre todo los dominicanos. Según pasan los años, y con la justicia lejos de ser inminente, aquellos individuos y empresas que vienen a la Republica Dominicana con una mentalidad positiva y dispuesta a contribuir al desarrollo del país, se tornan cínicos, enojados y desalentados.
En vez de hablar positivamente de la República Dominicana, hacen todo lo contrario. El acceso a la justicia es un derecho humano básico, amparado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, específicamente en el Art. 7 y Art. 8. En los cinco años que llevo residiendo en la República Dominicana, me he convencido de que este es un derecho negado a mucha gente en este país”.
Las denuncias de dos embajadores muy importantes Fisher y Brewster por el peso de la influencia de sus respectivos países en los asuntos dominicanos no alcanzan sin embargo a liberar a los dominicanos de la responsabilidad que le toca en el presente y el futuro de su propio país. Pero tras esos discursos yace un metamensaje: el malestar dominicano tiene consecuencias en el exterior, afecta los intereses y la estabilidad de otros países. Fisher lo consigna explícitamente. ¿Por que no usar la coyuntura?
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