David Ortiz en la historia de los Medias Rojas de Boston

David Ortiz Arias o, simplemente, ‘Big Papi’, es un tipo afortunado. Bueno, también talentoso. Se retiró del béisbol en activo el año pasado con muchos coreando que no lo hiciera porque aún le quedaba bastante gasolina en el tanque. Las estadísticas de las Grandes Ligas afirman que abandonó el campo con los mejores números de jugador alguno en su último año. O sea, que este señor no solo es afortunado y talentoso- también es muy inteligente.

Este viernes los Medias Rojas de Boston le rinden homenaje con la retirada del famoso número 34 que Ortiz usó en su espalda con la franquicia, a la que ayudó decididamente a conquistar tres Series Mundiales en solo nueve años tras una ‘maldición’ de 84 temporadas. El poderoso jugador dominicanose ganó el respeto y el cariño en Boston gracias a su bate explosivo y a su amplísima sonrisa, adornos de una personalidad carismática que trasciende el campo de béisbol.

Tras pasar en Nueva Inglaterra los últimos 14 de sus 20 años en las Grandes Ligas, ‘Big Papi’ cerró la “fábrica” con promedio al palo de .286, 541 cuadrangulares, 1.758 carreras impulsadas, 1.419 anotadas, 632 dobletes, 8.640 turnos, .620 de ‘slugging’ y un OPS de 1.021.

Como si fuera poco, fue convocado 10 veces al Juego de Estrellas, recibió siete premios Bate de Plata, se alzó dos veces con el premio Hank Aaron, una con el Roberto Clemente y ocho con el Edgar Martínez. Y para redondear, fue líder en ‘vuelacercas’ de la Liga Americana en 2006 con 54.

Nada mal para un muchacho que en 2002 despachó 25 ‘jonrones’ y empujó 75 carreras en 125 partidos con los Mellizos de Minnesota, su primer conjunto en las Mayores, que prefirió dejarlo libre para no pagarle los 1,5 millones de dólares que pedía en arbitraje.

Los Mellizos argumentaron en su momento que esa no fue la causa, sino las lesiones que aquejaban al primera base y bateador designado. Sea como fuere, al concluir la carrera de Ortiz los aficionados de Minnesota lamentan esa decisión, mientras que los de Boston la bendicen por los siglos de los siglos.

Pues el nativo del sureño municipio de Haina, contiguo a la capital dominicana, supo aprovechar la oportunidad que le agenció en 2003 un ‘peso pesado’ de los Medias Rojas– su compatriota Pedro Martínez, cuando habló con el entonces gerente Theo Epstein para que el equipo se hiciera con los servicios del portentoso bateador zurdo. De ahí en adelante la historia se escribe sola.

Tres anillos de Serie Mundial y otro de Jugador Más Valioso del título de 2013 pertenecientes a Ortiz, se exhiben estos días en Boston con fines caritativos. El exjugador es el propulsor de una fundación que financia el coste de intervenciones quirúrgicas a niños afectados de enfermedades cardíacas tanto en República Dominicana como en Estados Unidos.

Las memorias de los bostonianos recuerdan sus estacazos para decidir partidos de ronda regular y de ‘play-offs’; pero también la famosa arenga que pronunció en el Fenway Park cuatro días después de los atentados terroristas del Maratón de Boston de 2013.

Ortiz se hizo con el micrófono y alentó a miles de aficionados a no dejarse abatir por el suceso. Desde ese día pasó de estrella del béisbol a héroe de una de las ciudades estadounidenses más emblemáticas.

Una muestra del tipo de respeto que cosechó a lo largo de su fructífera carrera fue la despedida que los estadios de Grandes Ligas le tributaron el año pasado, con regalos y decenas de simpáticas historias a su alrededor.

Estos días circula el libro “Big Papi– My Story”, donde apunta situaciones y anécdotas tan peculiares como aquella de que su compatriota y también extoletero de los Medias Rojas, Manny Ramírez, le invita a restaurantes en esa ciudad y le dejaba plantado. También da su versión sobre el tipo de comportamiento para con él que le deparaba el gerente general Epstein.

“Theo, el fanático inteligente y apasionado de los Medias Rojas, era un tipo ‘cool’ conmigo. Pero el Theo ejecutivo de los Medias Rojas, que solo pensaba en números, era un maldito cuando se trataba de negociar mis contratos”, narra Ortiz. Algunos de los legendarios nombres de los Medias Rojas, como Ted Williams, Carton Fish y Jim Rice, esperaron muchos años para ver sus números colgados en el viejo Fenway Park. Ortiz, el ‘Big Papi’, aún no cumple un año desde su retirada y verá como su 34 se unirá a esos grandes.

Tal vez la explicación más acertada la emitió este jueves el presidente del equipo Sam Kennedy- “Ese corto lapso de tiempo es un símbolo de lo que todo el mundo considera ha sido el jugador más importante en la historia de los Medias Rojas”. Si dentro de cuatro años los escritores del béisbol de las Grandes Ligas convierten a Ortiz en el primer bateador designado en ser elevado al Salón de la Fama, es casi seguro de que nos encontremos en las estanterías con “Big Papi– My Story II”.

 

 

El ex toletero dominicano David Ortiz recibió de parte de los Medias Rojas de Boston un homenaje que los equipos profesionales reservan para los principales iconos de su historia y que pocos peloteros latinoamericanos han tenido el placer de disfrutar.

Los Medias Rojas retirarán el número 34 que vistió el popular «Big Papi» entre el 2003 y el 2016, cuando además de poner un saco de estadísticas personales que le convierten en el mejor Bateador Designado de todos los tiempos, ayudó a ganar los únicos tres títulos de la Serie Mundial que cosechó Boston en los últimos 100 años: 2004, 2007 y 2013.

«No sé cómo se sentirá hasta que ocurra, pero me siento muy honrado de semejante reconocimiento», dijo Ortiz a ESPN Digital. «Pienso que es un homenaje personal, pero también al béisbol dominicano y, en sentido general, al béisbol latinoamericano», agregó.

Ortiz, quien jugó con Boston 14 de sus 20 temporadas en Grandes Ligas, dijo adiós al béisbol la temporada pasada, cuando fue convocado al Juego de Estrellas por décima ocasión, obtuvo su séptimo Bate de Plata y quedó en sexto lugar en la carrera por el Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Logró 483 de sus 541 jonrones y 1,530 de sus 1,768 carreras impulsadas con los Medias Rojas.

Pese a que los jugadores latinoamericanos representan una cuarta parte de la población general de Grandes Ligas actualmente y que más de 700 dominicanos han visto acción en el máximo nivel del béisbol desde el debut de Osvaldo Virgil en 1956, Ortiz es apenas el vigésimo pelotero latino y el tercer quisqueyano con su número retirado.

Los lanzadores Juan Marichal y Pedro Martínez, los únicos de su país en el Salón de la Fama de Cooperstown, son los otros dominicanos con sus camisetas retiradas. Los Gigantes de San Francisco sacaron de circulación el #27 de Marichal el 10 de julio de 1983 y los Medias Rojas el #45 de Martínez el 28 de julio del 2015.

Sin incluir el #42 de Jackie Robinson que está retirado de todo el béisbol, el de «Big Papi» es la décima camiseta puesta fuera de circulación por la franquicia de Boston. Las otras son la #1 de Bobby Doerr, la #4 de Joe Cronin, la #6 de Johnny Pesky, la #8 de Carl Yastrzemski, la #9 de Ted Williams, la #14 de Jim Rice, la #26 de Wade Boggs, la #27 Carlton Fisk y la de Martínez.

Los otros jugadores que tienen el #34 retirado en sus equipos son Nolan Ryan, en los Astros de Houston y los Vigilantes de Texas; Rollie Fingers, en los Cerveceros de Milwaukee y los Atléticos de Oakland, y Kirby Puckett, en Mellizos de Minnesota. Otros 11 peloteros de los Medias Rojas usaron el #34, pero solamente el relevista Rich Garces (6) y Ortiz (15) pasaron más de seis temporadas con el conjunto.

De los 20 latinoamericanos con números retirados, están pendientes las ceremonias oficiales de los puertorriqueños Edgar Martínez e Iván Rodríguez, quienes serán homenajeados el 12 de agosto, por los Seattle Mariners y Texas, respectivamente. También la del fenecido lanzador cubano José Fernández, cuyo #16 será retirado por Miami Marlins en una fecha aún por determinar.

Por nacionalidades hay ocho puertorriqueños, cinco cubanos, tres dominicanos, dos panameños y dos venezolanos.

El #34 que vistió el mexicano Fernando Valenzuela no ha sido sacado de circulación oficialmente por los Dodgers de Los Angeles, pero tampoco ha sido usado por ningún otro jugador desde que el gran zurdo abandonó la organización californiana en 1990 con 141 triunfos, 107 juegos completos y 29 blanqueadas en 11 de sus 17 años en Grandes Ligas.

La teoría para que Valenzuela no haya recibido un honor que se ganó con su desempeño es que los Dodgers tienen la política de solamente retirar números de parte de su personal que es electo al Salón de la Fama de Cooperstown, aunque retiraron el #19 de Jim Gilliam, quien no pertenece a Cooperstown.

Redacción

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