Las ciencias sociales abordan la reflexión sobre los eventos climáticos y sus efectos como resultado de procesos multicausales, consecuencia, a su vez, de condiciones preexistentes construidas socio-espacialmente y a través del tiempo.
Estos afectan a la comunidad, a la mujer jefa de hogar en particular, a la organización socio- política, al capital social, la economía y el entorno construido.
Lo siente la naturaleza: antes del evento por los impactos de las actividades y después por los efectos y no ser objeto de políticas de recomposición para mitigar las deformaciones y rupturas: cauces, terraplenes, suelos, cubierta vegetal, laderas.
La naturaleza tiene una resiliencia lenta y diferenciada, necesita tiempo para recomponerse y estabilizarse, más que los seres humanos. Las lluvias de Noviembre 2016 fueron repentinas y tenaces y ocurrieron en un territorio en plena mutación. Dieciséis (16) provincias del país, situadas en la franja costera Norte, fueron siniestradas: el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), se hacía eco de un balance dramático: 15 muertes, daños en la agricultura y en infraestructuras provocando el aislamiento de 69 comunidades y reportaba que 19.076 personas estaban desplazadas, 45 puentes y 7 carreteras se encontraban gravemente afectados así como un hospital, varios cuarteles de policía, un total de 3.514 viviendas afectadas o destruidas.
La situación afectaba ciudades turísticas como Luperón, Puerto Plata, Sosua, Las Terrenas (no sus hoteles) y regiones agrícolas como la Línea Noroeste, el Bajo Yuna y El Seibo. Los daños se estimaron a cerca de RD$5000 millones, según informó muy apresuradamente no solo, el Ministro de Obras Públicas sino, también, el nuevo responsable de una “Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (ONESVIE)” recién creada.
Se declaró la situación de emergencia, lo que evito la licitación pública. Se publicó que el Banco Mundial desbloqueo USS 100 millones, al no existir mecanismos de transparencia, no sabemos si se gastaron y en que se gastaron.
De nuevo se evidencio la mala calidad de las infraestructuras principales de la región, como las carreteras Navarrete- Puerto Plata y Santiago -Puerto Plata y la del Limón y de Samaná-Las Galeras, se producían aludes en Miches y El Seibo, Constanza y Jarabacoa, otra vez…..Cuando el Ministerio de Salud Pública alerto sobre la leptospirosis, ya esa plaga propia de la pobreza, había afectado a la población.
Se habló de reconexión, de limpieza, de reparaciones en 472 intervenciones puntuales por un costo de RD$ 20.000 y el tema salió de la prensa nacional. Que se hizo y cómo? Navidad y la prensa enterraron el tema. Al concluir nuestras observaciones sobre eventos climáticos y espacio dominicano, estamos abriendo otra reflexión: las políticas y alternativas socio-técnicas que se podría implementar en términos de recomposición de la naturaleza para blindarla mejor.
Lo grave de la situación, es que hasta la Capital se inunda, nadie está a salvo……..salvo los felices habitantes de los pisos superiores de las torres, si no bajan.
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