¿Volverá el PLD al poder?

Por Juan López

El embajador dominicano en EE.UU. y miembro del Comité Político (CP-PLD),  asegura que “el PLD renacerá como el ave fénix y volverá al poder.” No especificó fechas.

Mientras que el polémico  Felucho, empotrado  en el CP-PLD, afirmó que “…Leonel Fernández es el principal responsable de la derrota de esa organización en las elecciones presidenciales del pasado 5 julio… porque  dividió a la organización y eso provocó que perdieran.”

 El embajador no contextualizó ni explicó las anteriores derrotas políticas del PLD e ignoró la magnitud y posterior consecuencia de la actual derrota y escribió influenciado por sus deseos e intereses políticos.

La afirmación de Felucho no sorprende a nadie. Estamos acostumbrados a sus frecuentes exabruptos y prepotentes declaraciones.

Esas dos expresiones de los conspicuos miembros del CP-PLD y otras que han ofrecido la controversial vicepresidenta y el presidente interino sirven de referencias para esta reflexión.

En sus 47 años de fundado, el PLD ha participado en 16 diferentes elecciones. Ha perdido en 9 ocasiones. Como consecuencias directas de las derrotas, los peledeistas pasaron por diversas crisis, incluyendo cuatro divisiones e importantes desprendimientos de valiosos dirigentes y miembros, que pudieron superar.

Las anteriores crisis políticas del PLD se produjeron después de las derrotas electorales. En esta nueva crisis, luego de 29 años consecutivos de preservar la “unidad en la diversidad”, el PLD tuvo una fuerte convulsión después de los resultados de las primarias internas para escoger sus candidatos (el 6-10-2019) para las elecciones del 2020 que,  otra vez, dividió al PLD, solo que ahora la división se materializó antes de las elecciones.

Su presidente por más de 20 años, Leonel Fernández, y varios dirigentes se vieron compelidos a renunciar y formar la Fuerza del Pueblo, lo cual tuvo importante repercusión en los negativos resultados para las expectativas peledeistas en los comicios municipales, congresuales y presidenciales porque el PLD perdió el control hegemónico que tenían del poder del Estado, durante 16 años consecutivos.

Las heridas  del PLD por la división de octubre del 2019 todavía no se han cicatrizado. Al contrario, el tsunami político del 5 de julio ahondaron esas heridas y les “echaron limón y sal”.

Reiteramos, Danilo y Leonel no son los exclusivos responsables de esta nueva crisis y de las  derrotas electorales de este año. Danilismo y Leonelismo, en su lucha por el poder e ignorar sus responsabilidades políticas y papel en la historia del PLD y el pueblo dominicano, tuvieron importantes niveles de culpabilidad en los principales componentes de la crisis.

La sociedad política y los miembros de las bases y dirigencias medias también les endilgan muchas responsabilidades al comportamiento sumiso y complaciente de los miembros del CP-PLD y pedirán cuentas ante las arrogancias y prepotencias  de los principales funcionarios del gobierno que, “embriagados con las mieles y las alturas del poder”, se obnubilaron políticamente.

En nuestra reflexión del pasado 26 de julio, identificamos 20 posibles causas que, dialécticamente,  interactuaron para producir el tsunami político que desalojó al PLD del poder.

Razón por la cual, la afirmación  del embajador es preferible convertirla en esta pregunta: ¿Volverá el PLD al poder? ¡Dependerá!

Porque si las evaluaciones que, en el retiro que hará el CP-PLD (el 4-9-2020) para evaluar los resultados del pasado tsunami político van a ser como las realizadas por Felucho, entonces aumentan las dudas sobre la posible vuelta del PLD al poder, porque “cuando se parte de una premisa falsa, por lo general, las conclusiones resultan fallidas”.

Para “levantarse como ave fénix y volver al poder”, el PLD necesita colocar un sólido torniquete a la actual crisis y aprovechar el IX congreso del partido, a realizarse del 4 de octubre al 15 de diciembre, para convertirlo en una oportunidad que facilite la restructuración,  renovación y relanzamiento de un nuevo PLD.

Naturalmente, es imprescindible que en el desarrollo del congreso el danilismo “coloque el oído en el corazón de la base”, se realice un proceso de objetivas críticas y honestas autocríticas. También urge que la actual cúpula del palacio y los vetustos miembros del CP-PLD sigan narigoneando, interesada y grupalmente, la organización y desarrollo del  congreso.

Es de prioridad crear las condiciones para que las bases y dirigencias medias participen activamente en un amplio e intenso proceso asambleario, que sea un congreso democrático y transparente que permita visibilizar los múltiples errores cometidos e identificar las propuestas pertinentes para fortalecer al PLD, lo cual  evitaría que la vigente crisis degenere en otra división postelectoral para que el partido  se pueda recomponer y empezar a crear condiciones objetivas y subjetivas para “el PLD volver al poder” en el futuro. Es nuestra sincera sugerencia. ¡Ojalá sea tomada en cuenta!

El Motín

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