El cáncer de piel es, por mucho, el cáncer más común y extendido. Cada año se diagnostican millones de casos en todo el mundo y en la actualidad se están multiplicando rápidamente. En México, por ejemplo, el Instituto Nacional de Cancerología informa que su incidencia ha aumentado hasta un 500 % en los últimos años. Pero entre los diferentes tipos de cáncer de piel, existe un asesino letal y silencioso que causa la gran mayoría de muertes: el temido melanoma.
Afortunadamente los tratamientos también han avanzado y si el diagnóstico es temprano este tipo de cáncer ofrece una alta posibilidad de recuperación. Durante los últimos años muchos centros de investigación y compañías farmacéuticas han estado trabajando en el desarrollo de una solución ante el que se prevé sea el cáncer que más crezca en las próximas décadas.
Es aquí donde entra en escena la revolución de las nuevas tecnologías de vacunas de ARN mensajero que lograron frenar la pandemia de COVID-19, que salvaron miles de vidas y que han supuesto el Premio Nobel para los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman el año pasado. A grandes rasgos, las vacunas tradicionales funcionan introduciendo en el cuerpo una partícula inofensiva del virus o bacteria que se quiere combatir, causando así una respuesta inmunitaria. En el caso de las vacunas de ARN mensajero introducen un fragmento de ese ARNm correspondiente a la proteína viral de la membrana externa del virus. De esta manera las personas que reciben una vacuna ARNm no se exponen al virus y el sistema inmunitario es capaz de reconocer esa proteína extraña y producir anticuerpos específicos contra ella.
Hace tan solo unas semanas, las farmacéuticas Merck y Moderna anunciaron los resultados de una vacuna frente al melanoma que reduce a la mitad la posibilidad de recurrencia o muerte en este tipo específico de cáncer de piel. Se trata de un procedimiento mixto que combina tecnologías de ARNm de Moderna y un medicamento de anticuerpos desarrollado por Merck que reduce en un 49 % la posibilidad de que el melanoma vuelva a aparecer después de tres años desde que se extirpó quirúrgicamente.
En el estudio han participado 157 pacientes en estadios 3 y 4 (las fases más avanzadas del cáncer) cuyos melanomas fueron extirpados antes de ser tratados con la vacuna. Estamos además ante un tratamiento personalizado: la vacuna se fabrica a medida para cada paciente en función de la secuencia de ADN del tumor extirpado que provoca una respuesta de células T específicas basadas en la firma genética única de ese tumor.
“Es un avance enorme”, explica Falyn Katz, directora ejecutiva de Melanoma Canada. “Estamos ante el primer tratamiento contra el cáncer que utiliza vacunas ARNm y esto sugiere que se abre una ventana para utilizar esta tecnología para tratar otras clases de cáncer”. La investigadora se refiere a la posibilidad de utilizar este tratamiento combinado frente a otro tipo de cáncer de pulmón que, en la actualidad, está iniciando sus ensayos clínicos.
Las ventajas de esta vacuna no acaban aquí, aún hay más. Este nuevo avance es una de las denominadas “vacunas terapéuticas” lo que significa que sirve como tratamiento ya que combate la enfermedad además de prevenirla.
El propio director general de la farmacéutica Moderna afirmó que esta vacuna contra el letal melanoma podría estar disponible el año que viene (2025) y esto “supondría un paso histórico contra la forma más grave de cáncer de piel”.
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