Stephen Curry tiene el mundo de la NBA a sus pies

Stephen Curry parece tenerlo todo. El base de los Golden State Warriors está en su plenitud física y basquetbolística a los 27 años como vigente campeón y Jugador Más Valioso de la NBA, además de ser el orgulloso padre de Riley, la niña más adorable y famosa, de apenas dos años, que ya espera a otro hermanito en camino y fascinó al mundo entero con sus travesuras durante los playoffs.

¿Qué le falta entonces a alguien que tiene al mundo a sus pies? Validación, por supuesto. Después de todo, la revista Sports Illustrated lo considera el cuarto mejor jugador de la liga detrás de Anthony Davis y Kevin Durant, dos colegas sin anillos, y LeBron James, el oponente al que dejó de rodillas en las Finales del año pasado.

Tampoco se puede ni se debe olvidar que Curry fue relegado por su compañero Andre Iguodala como MVP de las Finales a pesar de haber promediado 26 puntos, 6.3 asistencias y 5.2 rebotes durante la serie contra los Cleveland Cavaliers de LeBron que culminó con 26 puntos suyos en cancha ajena.

SU INSTINTO ASESINO

A simple vista, Curry parece inofensivo con su look de modelo y sonrisa de estrella de cine. Sin embargo, no hace falta adentrarse demasiado para darse cuenta de que él en realidad es un francotirador letal que le pisa la yugular al rival apenas ve el más mínimo signo de debilidad.

Curry no sólo es el dueño del récord de todos los tiempos cuando de triples en una sola temporada regular se trata con 286 la temporada pasada, sino que también supo ser el sexto máximo asistidor y anotador de la liga con 23.8 puntos y 7.7 asistencias por partido.

Su promedio de puntos se elevó a 28.3 en los playoffs, al pasar siete minutos más en cancha, pero notoriamente ese aumento en minutos solo se tradujo en 0.8 balones perdidos más por encuentro.

En pocas palabras, el caos controlado en velocidad de Golden State creado por Steve Kerr está compuesto pura y exclusivamente para él. Cuando él tiene las llaves de la Ferrari el equipo es una máquina refinada de eficiencia, pero si cualquier otro las toma por un tiempo prolongado lo más probable es que la choque contra la pared.

Consideremos al sexto juego de las Finales como comparación. Curry jugó 43 minutos y su equipo ganó por 14 puntos con él en la cancha y perdieron por seis sin él. Su suplente, Shawn Livingston, compartió la cancha con él durante gran parte del juego pero su impacto no se comparó en lo más mínimo con un +/- de +3.

Curry no sólo es letal como tirador, sino que también es sumamente inteligente para hacer los ajustes necesarios que le permitan ser clave en instancias decisivas.

El base de los Warriors se despachó con 22 triples en las Finales, igualando a Ray Allen como segundo de todos los tiempos en ese rubro, pero su camino de rosas también contó con varias espinas, ya que él sufría con su especialidad durante los tres compromisos iniciales.

Curry contaba con apenas seis aciertos y un 23.1 por ciento de efectividad durante la primera mitad de la serie. Lo peor de todo para él era que su porcentaje de efectividad cuando recibía un pase para tirar era del 14 por ciento.

En vez de bajonearse, el referente y líder de Golden State estudió e identificó lo que estaba haciendo mal sin escudarse en su ego ni en sus logros previos. Así fue como su porcentaje de efectividad en triples se elevó al 57 por ciento en la segunda mitad de la serie intentando dos triples más que en los primeros tres juegos. Así fue como los Warriors remontaron un 1-2 en contra para coronarse en seis juegos, más allá de la evidente importancia del gran rendimiento defensivo de Iguodala marcando a LeBron.

LO QUE DEPARA EL FUTURO

Si alguien cree que Curry se va a dormir en los laureles tras llegar a la cima de la NBA por primera vez, lamento decirles que no podrían estar más equivocados.

La Conferencia Oeste ahora ha depositado un blanco en su espalda y toda la NBA va a jugar contra él noche tras noche como si fuese el séptimo juego de las Finales ante la atenta mirada del mundo entero.

Curry no sólo estará fresco físicamente tras un verano de descanso (el año pasado jugó el Mundial con EE.UU.), sino que también parece haber aprendido una nueva manera de anotar al imitar lo que hizo un estudiante de preparatoria.

Además, el contar con Steve Nash como consejero potenciará su visión de la cancha antes de que la jugada suceda.

Su nueva herramienta endemoniada consiste de pasar la pelota entre las piernas del rival, agarrarla de vuelta, amagar con ir hacia el aro y luego lanzándose hacia atrás para tirar lo que es básicamente un intento imposible de bloquear para el rival.

Parece difícil de creer, pero su techo como basquetbolista todavía no está a la vista y no lo estará hasta que el mundo entero lo considere el mejor jugador del planeta.

Eso sí, no vayan a invitarlo a ¨Bailando con las Estrellas¨, se los ruego…

 

Redacción

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