Conocimos, para el final del 2005, que el Senador Sucre Muñoz había logrado gestionar una ley especial (Ley 212-04) que declaraba a Barahona como “Provincia Ecoturística”. Esa información se conoció cuando el propio Senador presentó la ley en el salón de reuniones de un hotel de esta ciudad. La ley había sido promulgada para julio del 2004, sin embargo, se dio a conocer cerca de año y medio después.
Se comentó que eso se debió a que el Senador estaba esperando el inicio de la campaña política para las elecciones congresuales y municipales del 2006 y que como buscaba ser relecto en su curul por su partido, esperó para presentar algo positivo de su gestión y así ser tomado en cuenta de nuevo. Hecho este que posteriormente no ocurrió.
Al conocer sobre la ley, tanto el Clúster Turístico como la Dirección del CURSO-UASD se interesaron por la misma e iniciaron gestiones para poner en ejecución lo estipulado en dicha ley. Se contactaron a todos los representantes de las instituciones que debían formar parte del Consejo de Desarrollo Ecoturístico de la Provincia (CODEPROBA) y se les convocó, por medio del Senador y la Gobernación, para conformarse como Consejo e iniciar las acciones para convertir a Barahona en Provincia Ecoturística.
Se hizo una asamblea del Consejo para la elección del Director Ejecutivo y en la misma, el Senador propuso a su hijo como Director. Propuesta que fue rechazada porque era violatoria a la propia ley, debido a que el Director Ejecutivo debía ser elegido dentro de los miembros del Consejo y su hijo no era miembro del mismo.
El Senador argumentaba que su hijo lo iba a representar en las reuniones cuando él no pudiera asistir. Se le argumentó en contra, que esa representación era como vocero del Consejo, pero que una misma persona no podía tener dos funciones al mismo tiempo. Luego de algunas aclaraciones y propuestas, la asamblea eligió como Director Ejecutivo a quien escribe este artículo, quien representaba a la UASD en el Consejo.
Preparamos un reglamento para poner en ejecución la ley y el mismo fue aprobado en una asamblea del Consejo. De inmediato nos pusimos a preparar un plan de trabajo acerca de las obras, proyectos y acciones que el Consejo debía llevar a cabo para cumplir el mandato de la ley. Dentro del plan se ideó el circuito ecoturístico que relacionaba a Bahoruco, La Ciénaga, Paraíso, Cachote, El Platón, La Lanza y Polo.
Junto a lo indicado más arriba, se iniciaron las acciones que pudieran hacer conseguir, del presupuesto de la nación, los recursos previstos por la ley (que consistían en 100 millones de pesos por 6 años seguidos) y para eso debíamos contar con el apoyo total del Senador, y sin pérdida de tiempo buscamos su apoyo.
Fuimos al Congreso (la Gobernadora y quien suscribe) y allí hablamos con el experto en presupuesto, Guarocuya Félix. El señaló que como la ley era especial se debían seguir unos pasos para la consecución de los recursos y nos dijo cuáles eran esos pasos. Pero al final nos quedamos solos, pues el interés del Senador cayó totalmente y aún más, cuando fue dejado fuera de la boleta de su partido para las elecciones. Esta situación determinó que tuviéramos que esperar la elección del nuevo Senador, que recayó sobre la persona del Dr. Noé Sterling.
Poco tiempo después hicimos los contactos con el Senador electo y le hablamos todo lo concerniente a la ley y le entregamos una copia. Le presentamos el plan de trabajo aprobado y la necesidad de conseguir los recursos que la ley prevé para la provincia. Nos dijo que estudiaría el caso y que luego nos pondríamos de nuevo en contacto.
Tiempo después nos señaló que era mejor usar los recursos de la ley en rehabilitar los caminos de acceso a las zonas cafetaleras. También nos solicitó una carta firmada por los miembros del Consejo, en la cual se le dé plena autorización para buscar los recursos y usarlo según la mejor conveniencia. La respuesta de la asamblea del Consejo fue que todo debería ser como se había aprobado en los planes, y ahí mismo se acabó todo.
No fue posible volver a reunir el Consejo, pues en realidad se carecía de su vocero y así la Ley 212-04, a partir de ese momento, quedó en un limbo, y no hubo forma de diligenciar los recursos previstos para la provincia. Otro sueño desarrollista que se perdía en la penumbra de nuestras inconsecuencias.
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