El Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene una oportunidad extraordinaria para llegar al poder y desplazar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD); por el agotamiento natural de cinco periodos, cuatro consecutivos, por la crisis que lo sacude internamente, la corrupción, la inseguridad ciudadana, el desempleo, alto costo de la vida, la corrupción, etc.
Sin embargo, el PRM parece no entender que literalmente le están regalando el poder, que se lo están poniendo en bandeja de plata, lanzándole bolas suaves para sacarla del parque por el centro del estadio.
Las condiciones objetivas y subjetivas están dadas para derrotar al PLD en las elecciones, a pesar de su fortaleza política y económica. La gente está harta de Danilo, de Leonel y de todo lo que representan.
El PRM parece atrapado en sus redes, sin definir el rumbo identificando el camino y como recorrerlo hasta llegar a la meta, que debe ser el Palacio Nacional. Y mientras siga perdido en el espacio las oportunidades que hoy tiene, se alejaran.
Mucho tiempo perdido en una convención que al final no fue todo lo exitosa que su dirección en principio proclamó. Mucho tiempo en disputas por una nominación presidencial que debió esperar hasta que el partido se organizara y disciplinara, con un estatuto incuestionable, una línea política programática que le sirviera como un faro de luz.
Primero el partido, luego las candidaturas. Pero la táctica parece haberse tragado la estrategia invirtiendo las tareas del momento.
Me temo que las cosas seguirán más o menos iguales hasta tanto no se elija el candidato presidencial que sin dudas será Hipólito Mejía o Luís Abinader. El tiempo lo dirá. Ahora bien, considero que es el momento de enfrentar al gobierno del PLD en las calles respaldando las luchas populares. No es Hipólito o Luís de manera individual los que tienen que estar en las calles, cada uno por su lado, es el pueblo. El deber de ellos como líderes es acompañarlo.
La estrategia del PRM no puede depender de lo que haga o deje de hacer el PLD y sus candidatos; la estrategia del PRM debe estar basada en sus propias fuerzas, en la unidad interna, en la formación de un frente amplio que agrupe a todos los sectores posibles de la política y la economía para derrotarlo en las elecciones del 2020.
Confío en que más temprano que tarde, la sensatez, el sentido práctico, la inteligencia y la vocación de poder sean más fuertes que las apetencias personales o grupales. Los errores del PRD, que lo convirtieron en una entelequia, que incluso lo sacó del poder cuando lo tuvo, no los puede cometer el PRM si quiere tener éxito.
La primera revolución del PRM cuando surgió era interna, es decir, de sus principales líderes y dirigentes nacionales. Como decía el poeta César Vallejo, la revolución comienza en uno mismo.
Por fortuna el PRM está a tiempo de enderezar el rumbo. Hipólito y Luis, junto con los demás dirigentes, tienen que irse –si es preciso- a un “retiro” de dos o tres días y salir luego con otra actitud, nuevos bríos, políticas y lineamientos únicos que los puedan conducir por el camino del triunfo, que al fin y al cabo, es lo único que le interesa las bases de ese partido, y el pueblo en sentido general.
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