Noche del martes 24 de septiembre de 1963

Por José Manuel Vargas González (Vargazo)

Para el año 1963, quien escribe, y junto con mi padre, mi madre, tía-madre, y mis cinco hermanos (Angelina, Manuel, Eugenia, Andrea, Mélida, Mercedes, Aurora), residíamos en la casa número 2-B, de la calle Luis Manuel -Tunti Cáceres, casi esquina avenida Teniente Amado García, frente al parque Rosa Duarte, del populoso sector de Villa Consuelo, en el Distrito Nacional.

En el lado derecho de la nuestra, y separada por una gruesa pared situada en el mismo medio, estaba la vivienda marcada con el número 2-A. cuyos inquilinos era una pareja de esposos. El señor José Antonio Fernández Collado, quien a la sazón ostentaba el rango de mayor de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) y la señora, Bienvenida Rojas Salazar de Fernández, una ama de casa.

Y junto con ellos,  vivían sus hijos: Janet, Kirsys, Sonia y Junior. Así también, los jóvenes, Sergio Fernández Salazar y Vinicio Fernández Salazar, hermanos ambos de Bienvenida. Por igual, la señora Ana Salazar, la abuela de la señora Bienvenida.

La señora Dilenia Salazar, la madre de los hermanos Bienvenida, Sergio, Vinicio, y Quique, cuando venía al país nuestro, desde los Estados Unidos de América, también se hospedaba allí.

En la foto de portada, del presente relato, presento como se encuentra hoy, donde estaban ambas residencias. Nosotros vivíamos, donde hoy está esa puerta corredisa. Los esposos, en la que está a la derecha, que fuere remodelada.

Y en esa casa, reitero, la que estaba señalada como 2-A, es precisamente donde esa pareja de esposos celebró una fiestecita con un pimentoso perico ripio, la noche del día martes de 24 de septiembre de 1963, la cual, empezó cerca de las 8:30 de la noche, y concluyere próximo a las 12:00 pm.

Fiestecista en la que estuvieron presentes altos oficiales de la Fuerza Aérea Dominicana y el Ejército Nacional. Entre estos, los coroneles, Elías Wessin y Wessin, Elio Osiris Perdomo y Granovel Medina.

Es el mismo Fernández Collado, reitero mayor, FAD, quien me presentare al coronel Wessin y Wessin, me presentó «como un casi hijo de él».

Mientras ellos estaban en su ambiente de fiesta, jorgorio, alegría, baile, unos cuantos jóvenes estábamos en el parquecito Rosa Duarte. Conversando, dialogando, amigablemente.

Esos inquietos jóvenes estábamos Ramón Pina Pierret (“Cuchito”), Luis Osvaldo Martínez Ramírez (“Luis El Diablo”), Julián Augusto Parahoy (“El Gago”), José Zabala (“Chichi”), “Iran”; Cesar Dumé (“Pote Leche”), y, quien escribe. Habían otros ciudadanos sentados en bancos, recreándose.

Para entonces, todos nosotros vivíamos cerca, unos en el sector de San Carlos, y otros en el sector de Villa Consuelo. En efecto. Luis -El Diablo-, en la calle Pimentel, entre Damián del Catillo y Juan de Morfa. Chichí, en la calle Pimentel, esquina Francisco Henríquez y Carvajal. «Pote Leche», en la calle Francisco Henríquez y Carvajal, esquina Pimentel.

En efecto. «Cuchito», en la calle Juan de Morfa, entre Amado García Guerrero y Juan Pablo Pina. Parahoy, en la calle Luis Manuel – Tunti- Cáceres, entre Bartolomé Colón y Arzobispo Valera. En efecto. Irán, en la avenida Teniente Amado García Guerrero, entre Damián del Castillo y Juan de Morfa. .

En efecto. Yo, en la calle Luis Manuel -Tunti- Cáceres, frente al Parquecito Rosa Duarte, entre Juan Pablo Pina y Amado García Guerrero.

No olvido que mientras conversábamos, y cerca de las 10:00 de la noche. Nos sorprendió el que por la misma avenida Teniente Amado García Guerrero, se estaban desplazando unos cinco (5) tanques de Guerra, en dirección este – oeste, y transportados en patanas.

Ese proceso de movilidad duró una hora. Cada quince minutos, pasaba uno. A los ciudadanos que estábamos en el parque, ese observar el movimientos de esos tanques de guerra, nos llamo la atención. E hicimos comentarios entre nosotros.

Las movilizaciones de esos vehículos de guerra, hiciere que la fiestecita fuere paralizada. Y que los arriba mencionados altos oficiales de las fuerzas armadas salieren a la galería de la vivienda. Hora después, se puso termino a la fiestecita. Y los alto oficiales se marcharon.

El Motín

Agregar comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.