Todo empezó, está claro, con «La sombra del viento», pero para cuando el éxito llamó a su puerta, Zafón ya llevaba años bregando con la literatura juvenil y firmando títulos que, como «El príncipe de la niebla», «El palacio de la medianoche» y «Marina», el tiempo y la fama acabarían convirtiendo en piezas de culto. No había más que ver cómo se le iluminaba la cara cuando aparecía algún ejemplar de «Marina» entre cientos y cientos de copias de «La sombra del viento», «El juego del ángel» o «El prisionero del cielo».