Por Danilo Cruz Pichardo
Recientemente salió un artículo periodístico en un diario digital, con mi nombre y mi foto, resaltando la reelección de Luis Abinader y usando epítetos insultantes contra partidos opositores. No fui yo quien escribió ese texto, por lo que me vi en la necesidad de publicar un tweet, el cual compartí en otras redes y en múltiples grupos de whatsapp, haciendo la aclaración correspondiente. El trabajo solo fue publicado en un medio y por fortuna un gran amigo me lo hizo llegar.
Me sentí muy molesto y hasta el momento no se ha podido establecer si fue un error o si hubo malicias, con la finalidad de comprometerme de forma pública con ese proyecto político.
Sea una u otra la razón el caso queda cerrado con este artículo, aunque, naturalmente, haciendo la observación que no es a mí que corresponde abogar por la reelección, porque ni estoy yo ni ninguno de mis hijos en el Gobierno, algo que respeto mucho, pues constitucionalmente el presidente de la República es el único que tiene la potestad para la emisión de decretos y designaciones. Y posiblemente, desde la óptica del jefe de Estado, el suscrito carece del perfil requerido. En lo que concierne a la reelección, no obstante, no tengo velas.
La gente ve que escribo en los periódicos y piensa erróneamente que soy “gran cosa”, obviando que estamos en la “Generación Alofoke”. Entre los que tuvieron una idea equivocada de mi persona están dos hijas, una de las cuales vino en la campaña desde Estados Unidos a ayudarme, en un movimiento que presidía, a luchar por el anhelado cambio que se produjo en el 2020.
Al pasar meses del ascenso al poder del presidente Abinader y establecer que ya no sería tomado en cuenta, entonces gestioné que mis hijas, con estudios de grado y postgrado, sean colocadas en puestos acordes a su formación académica. Sin embargo, el primer mandatario ni me contestó los mensajes de whatsapp. Es su derecho también.
Preocupado por la situación de las dos descendientes directas apelé a la señora Raquel Arbaje, primera dama y a quien siempre percibí como una persona diplomática y de fino trato. Le expuse el caso y de forma receptiva me dijo que envíe los currículums. Así lo hice. Al pasar un largo tiempo y no recibir ninguna respuesta mi hija residente optó por marcharse y la otra, con simple visa, también se fue a Estados Unidos. Sentí gran impotencia y no lo oculto.
El que lee este artículo, sin embargo, establece de inmediato que se trata de un caso particular. Honestamente así es, a pesar de que hay muchos temas de interés nacional. Esos temas los abordo con responsabilidad cada semana, hoy simplemente hago una excepción. Y aclaro, de paso, que no he podido determinar lo siguiente: ¿cuáles de los líderes políticos dominicanos luchan por el bienestar de la población dominicana? Ese detalle no lo he podido confirmar, siquiera, en aspirantes a cargos legislativos ni edilicios. Tampoco estoy convencido de que la reelección presidencial ni un eventual retorno de la oposición resulte beneficioso para las grandes mayorías nacionales.
De identificar ese dato, podría ser un motivo importante para continuar luchando, a pesar de ser un hombre entrando en edad (o que ya entré hace rato). Por lo pronto es desalentador que en el escenario político nacional se observe un “tigueraje”. Y muchas veces los que desempeñan cargos relevantes no fueron los más meritorios ni mucho menos son los más capaces, sino los que más invirtieron en campaña. La información que tengo es que algunos candidatos presidenciales, con los aportes recibidos en campaña electoral, terminan siendo multimillonarios en dólares.
Consciente de que hoy día las ideologías y los principios éticos se fueron al carajo, situación muy difícil de cambiar, de la política estoy prácticamente retirado. Y del periodismo estaría diciendo adiós en los próximos meses. Discutir de política, en un ámbito político de iguales, salvo contadas excepciones, es perder el tiempo y exponerse a la falta de respeto.
Tengo 44 años de ejercicio y creo que hay que darle paso a la nueva generación, por lo que empecé a tramitar el asunto en el marco del Plan de Pensiones para Periodistas, que implementa el Poder Ejecutivo. Ese plan no es nuevo.
Empezó en gobiernos anteriores y es un derecho que atañe a los comunicadores sociales colegiados y que cumplen con los requisitos de edad y años de ejercicio. Quien suscribe es graduado en el año 1979
Todos sabemos, empero, el modo de caminar las cosas en nuestro país, por lo que si el gobierno del cambio, por prejuicio o por lo que sea me objeta, entonces la pensión me la daría otro gobernante en el futuro. Nada resultaría sorpresa. Ojalá y el Colegio Dominicano de Periodistas se aboque a someter un proyecto a las cámaras legislativas y el mismo sea convertido en ley, de manera que no haya que mendigar derechos que se perciben como favores, en un país donde se dispendian miles de millones del Presupuesto de la Nación, de nosotros los contribuyentes, en publicidad y gastos superfluos.
Mientas tanto, la decisión de no participar nunca más en reuniones político-partidarias está tomada, como también está muy cerca el retiro del periodismo, para dedicar los años que restan a asuntos personales, como escribir libros, la pareja, hijos y nietos
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