Lo que observé en la capital

Por Fernando A. De León

Estuve recientemente en Santo Domingo, República Dominicana, y puedo decir que esta vez no fui bien recibido. Primero, donde me alojé fui saludado por una tanda de apagones; luego me horadaron los bolsillos las alzas de precios irrefrenables de diversos artículos.

Quise ver a familiares amigos y relacionados, y de paso, acudir al  Banco de Reservas para disponer de unos fondos de mi injusta e incompleta pensión como veterano periodista, muy a pesar del poder de la honestidad (¿?). Ser honesto a cabalidad también significa prevenir y corregir las injusticias.

Pues bien, retomando el encabezado de este artículo puedo decir que a mi llegada, en agosto, compraba la cajetilla de cigarrillos de 20 unidades a 350 pesos, pero pasados algunos días su precio se elevó a más de 400. Todavía suelo fumar aunque no sufra de tabaquismo, que no es lo mismo que consumir cigarrillos.

Pero, al margen de los precios de este dañino producto que es perjudicial para la salud, pude comprobar que muchos de los alimentos también experimentan alzas cada semana.

Como periodista de a pie que recorre los barrios de la parte alta de la capital y todavía aborda las denominadas “voladoras” observé a muchas personas, incluyendo jóvenes, que proferían improperios contra el gobierno del cambio.

Es decir que, aunque el presidente Luis Abinader repita en el poder, por lo menos en la capital, hay mucho descontento con respecto a su gestión gubernativa. No me imagino que pasaría si el mandatario repite, y no cambia su estilo de gobernar.

Realmente no sentí lo de antes, cuando el otrora PRD asumió el poder. No percibí el fuerte tufo a pueblo que manaba de esos pasados gobiernos.  En las calles, a pesar de que vi a algunos defensores justificando la situación, había un solo grito. La gente se queja en los colmados, supermercados u otros establecimientos, y, en improvisados contertulios.

Pienso que si el mandatario vuelve al poder y se mantienen las quejas de humildes ciudadanos, se conformará un proceso que  devendría en serias contingencias sociales.  Ojalá y el gobierno cambie de rumbo porque no es verdad que vamos viento en popa.

  El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

El Motín

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