Por Alberto Quezada
El comportamiento exhibido por Haití en distintos momentos históricos frente a la República Dominicana debe servir de enseñanza para que todos los dominicanos entiendan que por más colaborativo que se sea con ese pueblo peor es su actitud.
Es increíble, inconcebible, que un país que ha sido declarado como un Estado fallido y el colectivo más pobre del hemisferio occidental, logre siempre ventajas y beneficios por encima de nosotros en la mayoría de los diferendos y controversias.
Al parecer, su capacidad de victimización es poderosa, su estrategia de imponer de manera sutil y a veces hasta vulgar lo que muchos especialistas en derecho internacional han definido como la dictadura del débil, le ha dado resultado, le ha sido beneficiosa.
Señores, el conflicto generado entre ambas naciones caribeñas por la construcción de un canal en el Río Masacre, constituye la muestra más palpable de que Haití no tiene el más mínimo respeto a los acuerdos internacionales y al pueblo dominicano.
Esto lo decimos porque de nada ha válido los pedidos, pronunciamientos y encuentros del presidente Luis Abinader con autoridades haitianas y organismos internacionales para que detenga la construcción del referido canal. No le han hecho caso a nadie. Siguen como el whisky aquel.
Y que no me vengan con el chantaje manido que al hacer este planteamiento estamos asumiendo un discurso racista y de odio, porque no es así, son ellos los que con su actitud y cinismo se muestran por encima del bien y el mal.
Me duele y dobla el alma ver como se desangra la economía dominicana por el cierre de la frontera por aire, mar y tierra, para que se detengan los trabajos de construcción del canal y la respuesta hasta el momento ha sido la continuación. Si esto no es provocación, póngale usted el nombre.
¿Y finalmente, si las cosas continúan como hasta ahora y los haitianos terminan la edificación de la referida infraestructura en las próximas dos o tres semanas como se ha anunciado, que hará el Gobierno dominicano ante un país como Haití que sabe hacer su papel de víctima ante la comunidad internacional y el planeta completo? Solo pregunto amables lectores.
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. Quezada.alberto218@gmail.com
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