La urgencia de democratizar el Congreso Electoral del Partido Fuerza del Pueblo

Por Jaime Bruno

El Partido Fuerza del Pueblo (FP), surgido como una esperanza renovadora en el panorama político dominicano, se encuentra hoy ante un reto crucial que definirá su credibilidad, cohesión y futuro: el desarrollo de un Congreso Electoral verdaderamente democrático, transparente e inclusivo.

Han comenzado a circular rumores preocupantes para las bases sobre la supuesta ratificación automática de dirigentes históricos en sus puestos, sin mediar procesos competitivos ni la apertura necesaria para que nuevos liderazgos puedan emerger. Estos dirigentes, muchos de ellos con más de una década en funciones desde su paso por el viejo partido, podrían verse nuevamente instalados en sus cargos, no por voluntad popular ni por méritos recientes, sino por arreglos internos que huelen a imposición.

Esta práctica, de confirmarse, representa una contradicción profunda con el surgimiento y los principios fundacionales de la Fuerza del Pueblo. ¿Cómo aspirar a transformar la República Dominicana si internamente se replica el modelo que alguna vez se denunció? ¿Cómo convocar a la juventud, a los cuadros emergentes, a los miembros del partido y a los líderes de direcciónes de base, si lo único que se les ofrece es el aplauso obligado a estructuras estáticas?

La falta de apertura política hacia nuevas generaciones y hacia figuras frescas del partido no solo erosiona la confianza interna, sino que puede tener consecuencias devastadoras de cara a las elecciones presidenciales del 2028. La juventud dominicana no quiere un partido de museo, momificada, sino una plataforma viva, abierta y en constante renovación. La militancia espera participación real, no simulacros democráticos.

Debemos tener claro que un Congreso Electoral democrático no es un lujo: para el Partido Fuerza del Pueblo es una necesidad estratégica. Es la única forma de asegurar que las estructuras respondan a la voluntad de las bases, y no a acuerdos de élite. Es también la forma de evitar confusiones, fracturas internas, divisiones estériles y deserciones silenciosas que pueden debilitar nuestro proyecto colectivo.

Si en lugar de ratificaciones automáticas construimos un proceso abierto, con reglas claras, debates públicos, observadores imparciales y participación masiva, entonces el partido saldrá fortalecido y renovado. La experiencia podrá convivir con la innovación, y el relevo generacional no será un trauma, sino un acto natural de madurez política.

Este primer Congreso Elector Manolo Tavárez Justo no puede ser un simple trámite administrativo. Debe convertirse en la plataforma política desde la cual lanzar la gran ofensiva electoral de cara al 2028. Y esa ofensiva solo será efectiva si nace del consenso, la inclusión y la legitimidad.

Hoy, más que nunca, el Partido Fuerza del Pueblo está llamado a dar el ejemplo. Si no democratizamos nuestras entrañas, no podremos convencer al pueblo dominicano de que somos capaces de gobernar con justicia, transparencia y visión de futuro.

El Motín

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