El señor Presidente anuncia, de manera sorpresiva, que interviene los barrios de La Ciénaga-Los Guandules, habla de dignificar, y de regenerar, como todos sus antecesores.
Los primeros sorprendidos fueron los beneficiarios que no se consultó y que se merecen por fin, un barrio mejor, no necesitan dignidad, la tienen y nunca la perdieron. Regenerar es la otra palabra clave que emplea el proyecto y ahí reside el quid del proyecto.
La presentación filmada, como siempre, simplifica, explica el contenido de esa buena intención, embellece la propuesta, que se saca del viejo RESURE y del RESURITO revisitado en los años post Balaguer.
Para los que saben interpretar la realidad urbana, el proyecto comienza mal: hablar de conectividad, de vías, de avenidas, significa en ese pequeño rincón de la ciudad, crear espacio para eso, significa 1300 casuchas a destruir y no se habla a donde reconstruir esas soluciones habitacionales. Construir calles internas también es destruir casitas y en ningún momento, se habla de densificación del suelo, de dúplex, de viviendas adecuadas a la situación económica del lugar? En ningún momento, el proyecto se refiere a las alternativas habitacionales y menos aun cuando habla de saneamiento, electrificación, agua que también deberá recuperar espacios ocupados por casuchas ¿dónde meter toda esa gente? Estamos, frente a un proyecto de rehabilitación de terrenos, pura y simplemente. Esto no es mejoramiento barrial, es evidente porque no se podría realizar a espaldas de los beneficiarios y tendría que involucrarlos.
La Ciénaga-Los Guandules, carga con un pecado original: sus habitantes, sin saberlo han urbanizado, a final de los años 50, terrenos que con el discurrir del tiempo, se han convertido en los que tienen mayor visual de la ciudad y por lo tanto con mayor proyección de ganancias inmobiliarias, a orillas de un rio, que al principio fue fuente de vida y que hoy se ha convertido en fuente de muerte, por otros motivos complejos. Mejor que los terrenos de Arroyo Hondo que miran hacia el rio Isabela o el arroyo Manzano pero que están lejos, los terrenos de La Ciénaga y Los Guandules están en la desembocadura del rio Ozama, frente al Faro a Colon, a dos minutos de una zona colonial -que recibe en estos momentos, el apoyo financiero del BID con desembolsos que rozan los US 300 millones de dólares-, y por eso, desde muchos años, se sueña con desalojo, con la construcción de una avenida y de una marina.
La Ciénaga-Los Guandules, Los Tres Brazos y Santa Bárbara son hoy en día, los terrenos con más potencial económico de la ciudad, sin su rehabilitación y la desaparición de todas esas casitas viejas y pobres, no se puede construir el sueño de una pequeña Miami, con marinas, yates, veleros, jetsky ni nada por el estilo.
Se empezó por el Cachón de la Rubia, La Barquita, se iba a seguir con Los Tres Brazos, se quitan los astilleros normales en todos los ríos del mundo, porque se tiene desde muchos años, una imagen de un Santo Domingo posible, donde cabían la isla Artificial y el Helipuerto, quizás dentro de poco un puente sobre el Ozama! Mientras nubes negras planean encima de La Ciénaga Los Guandules.
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