Japón lanza al mar agua radiactiva de la planta de Fukushima

Ni el miedo entre sus ciudadanos ni las críticas de potencias internacionales detuvieron al gobierno de Japón, que este jueves comenzó a verter en el Océano Pacífico aguas residuales tratadas de la planta nuclear de Fukushima.

Desde el tsunami de 2011 que dañó gravemente las instalaciones, allí se acumularon más de un millón de toneladas del líquido.

A pesar del respaldo del organismo de control nuclear de la ONU, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), la iniciativa genera controversia en suelo nipón, en donde las comunidades locales temen que una posible contaminación afecte la pesca y otras actividades económicas.

Los grupos de la industria pesquera de otros países de la región también expresaron preocupaciones, ya que temen que los consumidores eviten comprar productos del mar.

China, el país que más critica la decisión, acusa a Japón de tratar el océano como su «alcantarilla privada» y se quejó de la OIEA por ser «unilateral».

Si bien el gobierno de Corea del Sur indicó que no tiene objeciones al plan, muchos de sus ciudadanos se oponen.

¿De qué trata la controversial iniciativa de Japón? En esta nota te ofrecemos más detalles.

¿Qué sucede en la planta de Fukushima?

Desde el desatre, la empresa propietaria de la planta de Fukushima, Tepco, ha estado bombeando agua para enfriar los reactores nucleares.

Esto quiere decir que la planta produce a diario agua contaminada (aproximadamente 100 metros cúbicos al día), que se almacena en tanques gigantescos.

Hasta el momento se han llenado más de 1.000 tanques. Japón dice que esta no es una solución sostenible a largo plazo, y por eso libera agua en el Océano Pacífico que se espera dure por 30 años.

Liberar los desechos de agua tratada en el océano es un práctica de rutina en las plantas nucleares, pero dado que esta situación es el resultado de un accidente, no es un desecho nuclear típico.

Tepco filtra las aguas de Fukushima a través de su Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS, por sus siglas en inglés), que reduce la mayoría de las sustancias radioactivas a estándares de seguridad aceptables, excepto el tritio y el carbono-14.

El tritio y el carbono-14 son, respectivamente, formas radioactivas del hidrógeno y el carbono, y son difíciles de separar del agua.

Estas sustancias están presentes en el entorno natural, el agua, e incluso en los humanos, ya que se forman en la atmósfera de la Tierra y pueden entrar en el ciclo del agua.

Ambas emiten niveles bajos de radiación, pero pueden suponer un riesgo si se consumen en grandes cantidades.

Las aguas filtradas se diluyen con agua de mar para reducir las concentraciones de sustancias restantes, antes de ser liberadas en el océano.

Tepco dice que su sistema de válvulas asegura que no se puede liberar accidentalmente aguas de desecho sin diluir.

El gobierno de Japón añade que los niveles finales de tritio –de cerca de 1.500 becquereles por litro- es mucho más seguro que los niveles requeridos por los reguladores para las descargas de desechos nucleares o por la Organización Mundial de la Salud para el agua potable.

Tepco dice también que los niveles de carbono-14 se ajustan a los estándares de seguridad internacionales.

La empresa y el gobierno japonés han llevado a cabo estudios para demostrar que el agua desechada presentará poco riesgo para los humanos y la vida marina.

Muchos científicos también han respaldado el plan.

“El agua liberada será una gota en el océano tanto en términos de volumen como de radioactividad. No hay evidencia de que estos niveles extremadamente bajos de radioisótopos tengan un efecto perjudicial para la salud”, señaló el experto en patología molecular Gerry Thomas, quien trabajó junto a científicos japoneses en investigación sobre la radiación y asesoró a la OIEA en sus informes sobre Fukushima.

¿Qué dicen los críticos?

Pero no todos están convencidos con los argumentos de la empresa o del gobierno japonés.

Antes de conocerse la aprobación del plan por parte de la OIEA, Greenpeace publicó informes donde plantea sus dudas sobre el proceso de tratamiento de Tepco, alegando que no hace lo suficiente para remover las sustancias radioactivas.

El Motín

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