Por Leonel Concha Junior
Ante la proximidad de «La Aplanadora» que se espera luego del 16 de agosto en la administración pública, millares de viejos empleados, de niveles bajos, medios y altos, buscan padrinos para preservar sus posiciones.
Es bien sabido que las masas del Partido Revolucionario Moderno (PRM), llenan formularios indicando las plazas a las que aspiran. Esto es por recomendación de las Comisiones creadas con esos fines.
Sin darse por vencidos, dispuestos a resistir y no morir, jefes departamentales, directores e incluso funcionarios han desempolvado viejas amistades y antiguas relaciones para que los dejen o los confirmen en sus cargos.
Pero la situación es difícil, ya que no se trata de nada común. Es más que un cambio de gobierno, parece una pequeña revolución con la fusión y extinción de determinadas dependencias estatales.
Muy pocos sombreros para tantas cabezas y el PRM, como el que gana es el que goza, tiene que hacerle espacio a su gente.
Pero aún así la situación de forcejeo y lucha, entre vencidos y vencedores, no es nada fácil. Las cosas en algo han cambiado.
Los que acostumbran a sobrevivir en medio de las tempestades, mutan, echan manos a nuevas tácticas y recursos siempre en busca del enganche.
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