Desesperación y pánico en el PRM

Alberto Quezada

A medida que se aproxima el tiempo para la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales del 5 de julio,  al  escenario político dominicano  se van incorporando una serie de elementos  que hacen más interesante el debate.

No se puede negar que la actual competencia electoral por obtener la Presidencia de la República y mayoría en las dos Cámara del Congreso, le han puesto sabor al debate,  al punto que han salido  a relucir  todo tipo de estrategias;  unas de alto nivel  y otras de la más baja ralea.

Ahora bien, uno de esos elementos que llama la atención en el escenario político actual, por ejemplo,  es  el cambio sustancial que han experimentado en la preferencia del electorado nacional los principales candidatos a la presidencia, dígase Luis Abinader y Gonzalo Castillo.

Las encuestas y sondeos de opinión pública tradicional y digital con mayor grado de credibilidad y confianza  cada día le dan más fuerza al planteamiento que estamos haciendo, independientemente, del sesgo  económico y político que se le pueda atribuir.

Sin embargo, hay una realidad duélale a quien le duela,  la candidatura presidencial del señor Luis Abinader después del anuncio de pandemia  Covid-19  bajó,  en cambio,  Gonzalo Castillo subió.  De eso nadie debe tener  dudas, los números o porcentajes  que se le atribuían al candidato de la oposición, al momento que escribimos este articulo ya no son los mismos.  

Ya no es el Luis Abinader de principio de Marzo, en donde la división del Partido de la Liberación Dominicana, la suspensión de las elecciones y los cacerolazos y concentraciones masivas frente a la Plaza de la Bandera en contra del PLD, lo daban favorito con porcentajes  por encima del 50 por ciento.  No había dudas, Luis era  el seguro ganador en la primera vuelta electoral  de los próximos comicios. Ya no es así, la realidad es otra.

Hoy Luis Abinader según encuestas recientes que me han mostrado está en alrededor de un 40 por ciento con tendencia a seguir bajando.     

Esta situación  de cambio radical en  el panorama electoral dominicano en los últimos tres meses,  amigos lectores, ha venido produciendo en la  intimidad del PRM, según las habladurías callejeras  y analistas políticos nacionales, desesperación y pánico.

El Motín

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