Por: Ramón Santana
Por mucho tiempo el oscurantismo -como siempre- ha tratado de oponerse a la ciencia practicada casi al margen de las creencias. Pero la verdad siempre ha llegado y el ser humano ha continuado el infinito proceso de aprendizaje que envuelve su propia existencia.
Antes que nada deseo aclarar que esta opinión es la antesala para la próxima. Iniciemos por explicar lo que es la taxonomía. De manera bien simplificada la taxonomía (del griego taxis, «ordenamiento», y nomos, «norma» o «regla») es la clasificación ordenada y jerárquica generalmente biológica. Pero ¿que es un taxón? En biología, un taxón o taxon es un grupo de organismos emparentados o familiarizados, que en una clasificación dada han sido agrupados, asignándole al grupo un nombre en latín, escribiendo el mismo con letras itálicas. Frecuentemente la forma más simple de expresar lo que se llama el nombre científico de las especies es identificando género y especie. Por ejemplo, el nombre científico del caballo es Equus caballus y el del asno o burro es Equus asinus.
Pero no tenemos que ir tan lejos para entender mejor este tópico. El perro fue el primer animal domesticado por el hombre hace más de 15,000 años. El origen de ese perro con el que en sus diferentes razas el hombre ha convivido es el lobo (Canis lupus) y por eso su nombre científico es (Canis lupus familiaris). Más aún, león (Panthera leo), tigre (Panthera tigris) y leopardo (Panthera pardus) son especies diferentes del mismo género (Panthera). Lo más importante es saber que especies de un mismo género se pueden cruzar sexualmente y reproducirse. Por ejemplo, un caso que todos conocemos es el caballo o la yegua cruzado con el burro o la burra para generar el mulo o el semino.
Ahora bien, si el hombre o ser humano es también un animal, ¿Qué ha sucedido para que llegaramos a este momento? ¿Cuál es su nombre científico? ¿Cuántas especies de humanos existen o existieron? ¿Cómo sabemos genéticamente quienes somos? Lo cierto es que el nombre del hombre actual es Homo sapiens –y digo actual porque nosotros aún estamos evolucionando minuto por minuto, hora por hora, años por años y siglos por siglos. Pero el género Homo ha tenido varias especies a lo largo de casi 3 o 4 millones de años, muchas de las cuales se extinguieron o desaparecieron de igual manera como existen muchísimas especies en periodo de extinción actualmente.
Lo cierto es que Homo sapiens ha tenido varias especies relacionadas durante su existencia en el planeta. De igual manera como el león, el tigre, el leopardo, el jaguar y el leopardo de las nieves son parte del género Panthera, Homo sapiens ha tenido sus primos en materia evolutiva. Según (Wood y Baker, 2011) actualmente, se reconocen al menos ocho especies fósiles -es decir extintas- dentro de las cuales Homo neanderthalensis y Homo erectus han sido las mas importantes a mi juicio. Ha sido Homo erectus la especie del género Homo que más ha durado en el planeta (2 millones de años). Sin embargo, fue Homo neanderthalensis a quien nosotros -como Homo sapiens- desplazamos en el proceso evolutivo.
¿Qué pasó durante ese proceso evolutivo? Pasaron muchas cosas, pero los especialistas en la materia han esbozado varias teorías. Lo primero es que probablemente Homo sapiens desarrolló alguna mutación que le permitió adquirir mayores habilidades que Homo neanderthalensis. Justamente el pasado mes de octubre Svante Pääbo ganó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2022 por sus descubrimientos sobre «los genomas de homínidos extintos y la evolución humana». Concretamente, su hallazgo sugiere que hubo una transferencia de genes entre homínidos ya extinguidos y el Homo sapiens. En otras palabras, aun los genes de Homo neanderthalensis forman parte de nosotros, es decir aun no somos puros Homo sapiens. Es decir que los llamados hoy seres humanos tenian –miles de años atrás- cruzamientos sexuales con otra especie tan similar a nosotros como el caballo lo es al burro. De otra manera no existe otra explicación científica ni genética.
Pero, en la batalla entre Homo neanderthalensis y Homo sapiens sucedieron cosas verdaderamente sorprendentes –segun los investigadores- que explican muy bien lo que realmente somos hoy en día. Una de las más increíbles cualidades del hombre de hoy es su propensión al chisme. Ese mismo chisme que vemos realizarse en todas las actividades de la sociedad (familias, religiones, centros educativos, organizaciones sociales y políticas, y en absolutamente todos los extractos e instituciones de nuestra vida social). Pero por razones de espacio esto lo explicaremos en nuestra próxima opinión, en la cual trataremos de aprender sobre la “Prehistoria del chismorreo”. Si quieren saber cómo nació ese “chismoso” que está en los partidos políticos, clubes, iglesias, y por doquier les propongo hacer una pausa aquí.
Ramón Santana, dominicano residente en Teaneck, NJ, USA
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