FORT MYERS, Fla. – Ha dado comienzo a sus últimos entrenamientos primaverales, pero David Ortiz luce como si no sintiera la presión. Su preparación para lo que será su vigésima temporada en Grandes Ligas es la misma de siempre, pero firme en que no hay vuelta atrás para el «Big Papi».

«Ya estoy ready», dijo Ortiz a ESPN Digital al explicar su decisión desde las instalaciones de entrenamiento de los Medias Rojas de Boston en Fort Myers. «Ya han pasado muchas cosas en mi carrera y estoy listo para eso».

«Eso es una decisión que uno empieza a tomar a través de los años, no una cosa que se hace de un día para otro», continuó. «En el caso mío, uno no se está poniendo más joven. Ya el cuerpo empieza a gritarte. Hay un día que tú dices que ya hay que hacer esto, concluir».

Y en su larga y exitosa carrera, la cual confía lo verá algún día con una placa colgada en Cooperstown, para Ortiz han sido igual de importantes sus logros dentro y fuera del terreno de juego.

«Espero que me recuerden como una persona amigable, una persona que se preocupaba por el prójimo y trató siempre de hacer lo mejor aunque no tuviera las cinco o seis herramientas que siempre exigen en el juego, pero tuvo un par de las más importantes, el corazón y la mente», añadió.

Nadie jamás se imaginó que el toletero dominicano se convertiría en uno de los jugadores más emblemáticos de la franquicia bostoniana cuando firmó un contrato de un año y poco más de un millón de dólares en 2003. En aquel momento, Ortiz había sido dejado en libertado por los Mellizos de Minnesota, siendo apenas un jugador más hasta esas alturas de su carrera.

La temporada 2016 será la número 14 con los Medias Rojas de las 20 en Grandes Ligas para Ortiz, quien ha sido nombrado nueve veces al Juego de Estrellas y ganado tres anillos de Serie Mundial. El «Big Papi» ha registrado 2,303 hits de por vida, 503 cuadrangulares y 584 dobles, con 1,641 carreras impulsadas y 1,340 anotadas.

Pero aunque llegó el momento de colgar los botines, Ortiz afirmó que no tiene ningún interés en seguirles los pasos a Derek Jeter y a Mariano Riveracon una extensa gira de jubilación repleta de homenajes y regalos de despedida.

«Eso no es algo que exiges», señaló. «Ya Dios me lo ha dado todo, tengo demasiados regalos, con lo que la gente quiera, o saludarme, estoy bien con eso».

En cuanto a las críticas que han plagado al equipo patirrojo, en particular en cuanto al sobrepeso de Pablo Sandoval y la aptitud de Hanley Ramírez en primera base, Ortiz afirmó que son más que bienvenidas.

«Es que las críticas son buenas, porque sin críticas no tratas de mejorar. A mí me han criticado toda mi carrera, y miren el monstruo en el que me he convertido, por la crítica», sentenció. «Si no hubiese sido por la crítica, a lo mejor lo hubiera cogido suave y ni estuviera aquí ahora. De la crítica hay que sacar lo positivo y dejar atrás lo negativo».

Ortiz confía en que con las mejoras que hizo el nuevo gerente general Dave Dombrowski en la temporada muerta, en particular en la rotación y el relevo, con David Price y Craig Kimbrel, Boston incluso tendrá lo suficiente para que el toletero pueda despedirse por la puerta ancha.

«Yo creo que estamos bien para ser parte de una Serie Mundial, y no sólo ser parte de ella, sino ganarla», destacó. «El pitcheo de nosotros va a estar muchísimo mejor. Tenemos a los chamaquitos, [como Jackie Bradley Jr.,Mookie Betts, Rusney Castillo y Xander Bogaerts] con más experiencia, y tenemos a un Hanley y a un Pablo mejorados. Lo importante es que se mantengan saludables… y vamos al mambo».

Marly Rivera