China Vs Estados: La batalla por los semiconductores (chips)

Por: Jaime Bruno

A principios de octubre, el presidente estadounidense Joe Biden decidió imponer un extenso control a la exportación destinada bloquear el acceso de China a semiconductores avanzados o de nueva generación. Una decisión inquietantemente, pero muy oportuna para los intereses norteamericanos.

La respuesta china a la determinación estadounidense no se hizo esperar, y en el congreso del Partido Comunista, que concluyó hace dos semanas, se destiló el sentido de urgencia nacional de priorizar la seguridad nacional sobre la economía China y el extraordinario congreso se enfocó en lo inevitable: Un cambio dialéctico en la geopolítica y una guerra abierta en materia de ciencia y tecnología. En su discurso Xi Jinping, a quien se le otorgó un tercer mandato como máximo líder del país, citó la palabra “tecnología” más de 30 veces, prometiendo “ganar la carrera tecnológica”, enfatizando la invención, perfeccionamiento, suficiencia y la independencia tecnológica china.

Para nadie es un secreto que durante décadas China ha trabajado duro a fin de ponerse a la altura de Estados Unidos en tecnologías avanzadas, por lo que Beijing en el año 2015 instauró un ambicioso programa llamado “Made in China 2025”, buscando de alguna manera poder competir en los avances tecnológicos en la automatización, el desarrollo y la fabricación de microchips, además de la construcción de autos sin conductor.

La competencia de la aplicación de la tecnología en el campo militar y el reordenamiento geopolítico, ha contribuido al surgimiento de un nuevo concepto patriótico que en China lo denominan “tecno nacionalismo”. Las sanciones a la corporación Huawei fomentaron la primera ola de tecno nacionalismo y ahora con nuevos controles de exportación y la adición de otras empresas chinas a una lista de entidades sancionadas, han renovado la determinación china de cerrar la brecha tecnológica con Estados Unidos. El Partido Comunista agregó una categoría a sus principales prioridades; por lo que, desde ya la ciencia y la tecnología están en el centro del desarrollo de China. La autosuficiencia tecnológica se ha convertido en un imperativo nacional, y el estado ha elaborado un plan ambicioso para acelerar los avances de la industria de semiconductores, respaldado por incentivos financieros, políticas fiscales preferenciales y subsidios para la investigación y desarrollo.

Estados Unidos ha asestado el más fuerte de los golpes a las empresas de semiconductores chinas, el treinta por ciento de los ingresos de las empresas estadounidenses de semiconductores proviene de las ventas a China. En el año 2021 Estados Unidos importó más de $400 mil millones en chips. Ahora, China tendrá que depender de sus propios productores nacionales de chips para suplir la demanda.

La maduración económica China es significante, pero el talento en la investigación básica sigue siendo uno de sus puntos débiles. La Asociación de la Industria de Semiconductores de China estimó que habrá un déficit de 300,000 expertos en la industria para 2025. La investigación básica, la base de las tecnologías de punta, está notablemente rezagada, por lo que China podría verse notablemente incapacitada cuando se separe de las tecnologías internacionales al no ser tan eficiente en la fabricación chips avanzados para productos de consumo final y más aún, lo que no se dice, los chips que se utilizarán en la fabricación de armas, las telecomunicaciones, ataque y protección contra misiles, la robótica e inteligencia artificial y la aeronáutica espacial. En estas áreas, China, Alemania y Rusia pueden estar 10 años o más por detrás de Estados Unidos. Para el año 2030, habrá mejoras exponenciales en la potencia de procesamiento de las computadoras, el reconocimiento de voz, el reconocimiento de imágenes, el aprendizaje profundo y otros algoritmos de software, la tecnología cuántica (Quantum) estará a cargo de este profundo desarrollo. La tecnología cuántica funciona utilizando los principios de la mecánica cuántica (la física de las partículas subatómicas). Es poco probable que China acorte la distancia con el tren americano que siempre viaja a alta velocidad. Las tecnologías de punta toman tiempo desarrollarse.

El fortalecimiento de la fabricación y la calidad de la nueva generación de Chips es primordial, China no desea una economía altamente orientada al servicio como la estadounidense, realmente quieren ser algo parecido a una Alemania más grande e inteligente, siempre pensando en la capacidad industrial, la inteligencia artificial, las comunicaciones de próxima generación y la robótica. Beijing ahora ha colocado a prueba su propio sistema. No es solo una carrera por la supremacía tecnológica, sino también la competencia por la hegemonía.

El Motín

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