Ernesto Araújo, canciller brasileño

Canciller cae en ridículo con orientación a embajadores contra Cuba

El pasado  16 de abril, el columnista del sitio Los Divergentes, Dacio Malta, escribió acerca de la comunicación que el canciller brasileño Ernesto Araújo envió a todos sus embajadores en el exterior, instruyéndoles denunciar el «apoyo diplomático y operativo» que, según él, el gobierno de Cuba presta a Nicolás Maduro en Venezuela.

Araújo expresaba por esa vía que Brasil y EE.UU. habían decidido unirse para “de forma coordinada, condenar el apoyo militar y de inteligencia ofrecido por La Habana a la sustentación de Nicolás Maduro en el poder.» En la misma misiva, el funcionario orientaba que los embajadores informaran a los gobiernos ante los que estaban acreditados, que “Maduro recibe protección directa de consejeros militares y de servicio de inteligencia cubanos, en varios niveles».

De tal forma, los diplomáticos brasileños debían conseguir que las autoridades extranjeras “condenen con vehemencia el protagonismo de Cuba en la prolongación de la crisis venezolana», y como si fuera poco instaba el canciller a que dicha condena se hiciera «por medio de declaraciones en foros regionales y multilaterales, e incluso en tratos directos con el gobierno cubano: “El canciller cree que una campaña internacional de presión diplomática sobre Cuba podrá contribuir al cese de la ayuda de La Habana a Caracas”, escribe el articulista y añade más adelante:

La circular de Araújo también suscribe que “los embajadores deberán cumplir esas instrucciones en coordinación con la embajada de EE.UU. en cada capital”, aunque indica el texto  que «las gestiones no deben ser necesariamente conjuntas».

En verdad, la historia de la diplomacia no ha tenido muchos ejemplos de este tipo. “Pedir con vehemencia la adhesión de un gobierno extranjero a la posición brasileña es un disparate, pero instar a un gobierno extranjero a condenar a Cuba es una completa locura. Solo un incapaz que hoy ocupa el cargo de ministro de Relaciones Exteriores podría imaginar eso”, señala Dacio Malta.

El artículo subraya, además, que incluso aquellos que cumpliesen de buen grado esa instrucción, se quejarían por la forma en que fue redactada. “Las hipótesis varían: el documento puede haber salido del gabinete del diputado Eduardo Bolsonaro; de la asesoría internacional de la presidencia de la República, de la cabeza de Olavo de Carvalho. O incluso de la CIA”, agrega el autor y concluye:

“Ellos consideran que la circular es inepta, al presentar una denuncia repleta de generalidades, sin ofrecer ningún detalle (hechos, nombres, fechas, lugares). Hasta los embajadores más conservadores y convencidos de la ¨nefasta¨ influencia cubana en Venezuela quisieran recibir un texto más consistente. Una retórica vacía sirve sólo para debilitar el argumento brasileño – piensan ellos”.

Redacción