Barcelona se impone en derbi catalán

BARCELONA — El derbi catalán demostró, una vez más, que la diferencia entre Barcelona y Espanyol es sideral. Para el equipo blanquiazul, cuya última alegría en el Camp Nou data de 2009 y ha ganado solamente tres veces en territorio azulgrana desde 1973, igualar fuerzas con su rival es una quimera.

Imposible hoy por hoy más allá de poder, en un momento dado, llevarse un alegrón. Poco más. El salario que tendrá Messi en su nuevo contrato ya superará el presupuesto total del Espanyol. Con eso queda todo dicho. El sueldo de la MSN quintuplica, por lo menos, el de toda la plantilla blanquiazul. Huelga añadir muchos más argumentos.

La llegada de Chen Yansheng al Espanyol ha servido, de entrada, para salvar las cuentas del club, evitar una bancarrota temida y ponerse al día financieramente… Y poco más. Deportivamente la apuesta del club periquito mira hacia un futuro a medio plazo porque hoy por hoy bastante hace con tener una plantilla de buen tono, pero sideralmente alejada del potencial del Barça.

La grandeza del Barcelona ha enterrado en un segundo plano al Espanyol en todos los aspectos y es digno de aplauso el orgullo con que se mantiene el equipo blanquiazul, consciente de la imposibilidad manifiesta de igualar las fuerzas más allá de un partido en concreto. Como aquel de febrero de 2009.

LA CESIÓN QUE NO FUE

Antes, en 2005, existió un sueño de verano que se desvaneció en un Gamper que catapultó la imagen de Messi. “Déjamelo a mí”, bromeó Capello, entonces entrenador de la Juventus, a Rijkaard después de una exhibición, la primera, de la Pulga en el Camp Nou.

En aquellos días el Espanyol suspiraba por conseguir la cesión de un joven de 18 años que se pensaba no iba a tener los minutos suficientes al lado de Ronaldinho, Eto’o, Giuly, Deco o el joven Iniesta. Zabaleta, gran amigo de Messi, dio la idea y se apoyó en Pochettino.

Sánchez llibre, presidente blanquiazul, dio su visto bueno y a Begiristain, director deportivo del Barça, dicen que no le desagradó la idea.

Hasta que Leo, quien tampoco veía con malos ojos marchar cedido, explotó en el Gamper. Rijkaard, en primera persona, exclamó que Messi se quedaba en el Barça y el Espanyol se quedó sin la oportunidad de disfrutar, ni que fuera por un solo año, de la magia que ya se avecinaba.

Al contrario, desde entonces y hasta hoy la Pulga ha marcado 17 goles al máximo rival ciudadano, convirtiéndose en el máximo realizador del derbi y dirigiendo este domingo el último atropello en el Camp Nou.

En esta última década el Barça ha sumado estrellas en la misma medida que el Espanyol se ha mantenido en pie de la manera que ha podido. Porque la diferencia entre unos y otros es, sencillamente, abismal.

Redacción

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