Por Leonel Concha Junior
Santo Domingo.-Sin recursos económicos y enfermo, tan sólo rico en dignidad, el laureado pintor León Bosch, hijo del ex presidente Juan Bosch, fue cancelado sin miramientos de la posición de Ministro Consejero de la embajada dominicana en Washington, Estados Unidos.

Luego de 23 años en una dilatada carrera en el servicio exterior, León con cáncer de próstata y su esposa Altagracia Santana de Bosch, con cáncer de mama y con 13 años también en el servicio exterior dominicano, fueron desahuciados por disposición del canciller Roberto Álvarez.
¿Era necesario o fue una acción desenfrenada, al calor de la politiquería?, muchos se preguntan.
León Bosch, destacado pintor y consagrado al quehacer cultural, se distinguió por cumplir a cabalidad sus funciones, al igual que su fiel esposa.

En él no cabe el apelativo de “botella”. ¿Entonces a qué se debe su despido y él de su mujer?
Parece no importar su parentesco con la actual directora de Ética e Integridad Gubernamental, Milagros Ortiz Bosch, a quien adornan similares virtudes de integridad y seriedad como las que posee León.
Eso sólo puede ser respondido por el Canciller Álvarez quien debería reflexionar sobre esta acción contra uno de los símbolos que representan solvencia moral en el vapuleado servicio exterior dominicano.