Todo parece indicar que un empecinado interés en controlar áreas del transporte fuera de su influencia, ha llevado al régimen imperante a conformar bandas asesinas que actúan con la finalidad de arrinconar, aterrorizar y destruir gremios y empresas no manipulados/as por el poder peledeísta. En ese tenor FENATRANO ha sido seleccionado como uno de los blancos de sus criminales ataques.
La acción reciente contra dos activistas de ese gremio tiene todas las características de un doble asesinato selectivo, planeado con esos fines.
El hecho se produjo con una espeluznante frialdad, muy propia de de criminales profesionales al servicio de mandos superiores. No se trató de una reacción al calor de una disputa o conflicto determinado, sino de un acto alevoso previamente calculado contra dos personas sentadas en una esquina.
Este hecho -además de merecer el más enérgico repudio de esta sociedad saturada de crímenes- debe servir para examinar a profundidad y enfrentar enérgicamente el curso actual del régimen político establecido.
Existen muchos indicadores de que la pendiente del actual poder peledeísta y de sus diferentes facciones, apunta cada vez más hacia el ejercicio de una violencia generada por el afán de controlar todos los centros de decisión política y económica y todas las áreas generadoras de lucro.
La carrera por el enriquecimiento mafioso se combina así con el afán de seguir controlando el Estado, los gremios, las asociaciones, los partidos y los negocios de todo tipo. Las víctimas son y serán siempre aquellos/as que no se le subordinen, no importan los motivos y razones.
Se puede diferir de ciertas prácticas y características de FENATRANO -mas nosotros/as que aspiramos a un transporte de carácter social al servicio de sus trabajadores/as y usuarios- pero bajo ninguna circunstancias se justifica el silencio frente a estos crímenes, mucho menos el regatear una solidaridad basada en la defensa de derechos inalienables.
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