POR ALBERTO QUEZADA
Qué difícil resulta pasarse unas navidades y fin de año tranquilo y alegre en la República Dominicana. Es increíble queridos lectores que a estas alturas del siglo XXI existan instituciones de naturaleza privada que se manejen como chivos sin ley ante los ojos de todos y nadie diga nada.
Lo que le voy a contar, según mis investigaciones es viejo, es una práctica nociva que se viene dando y nadie le pone caso, sin embargo, son miles de dominicanos y dominicanas que diariamente son víctimas de sus excesos.
No acostumbro hacer esto, confieso que me siento incómodo haciéndolo, pero ante una situación tan grave estoy en deber y la obligación de hacerlo, esperando que las autoridades responsables de tomar carta en el asunto no se sigan haciendo de la vista gorda.
Dese hace años la entidad de intermediación financiera Confisa, quien de conformidad a las leyes dominicanas funciona supuestamente bajo el ropaje de Banco de Ahorro y Crédito, viene estafando a todo aquel que hace con ellos cualquier tipo de operación. Debo ser honesto y dejar claro que no es solamente Confisa quien anda en esos pasos, hay muchas otras en el país.
Por ejemplo, el grito más recurrido entre sus clientes, por los niveles de abuso que entraña, es que al momento de la elaboración de un contrato de financiamiento de un vehículo de motor, los intereses van de 23 y hasta 28 por ciento anual mientras dure la vida del préstamo.
Hay que subrayar que la tasa promedio en el mercado para este tipo de financiamiento ronda entre 14 a 16 por ciento anual en la mayoría de las entidades financieras tradicionales. Pero más aún, si usted opta por extender el financiamiento por más de un año, cada año adicional del préstamo implica un dos por ciento y súmele a esto la aplicación obligatoria del costo de miles pesos anuales de un localizador y el seguro del vehículo.
Y uno se pregunta ¿Amparada en cuál legislación estos señores de Confisa y las demás entidades de intermediación financiera hacen esos tipos de financiamientos abusivos, quien es que los protege, por que las autoridades de la Superintendencia de Bancos no le meten el diente y las regulan, cuál es su poder?.
El autor es periodista y magister en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.Quezada.alberto218@gmail.com
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