Desarrollar grupos de inmunidad colectiva es vital para superar el COVID-19

“Comer saludable y tener una dieta nutritiva ayuda al sistema inmune a funcionar apropiadamente”,  Dr. Thedros Andhanum, secretario general de la Organización Mundial de la Salud.

Es reconocido que el concepto de la inmunidad de grupo, colectiva o de rebaño, se da cuando un número suficiente de individuos están protegidos frente a una determinada infección y actúan como muros de contención impidiendo que el agente alcance a los que no están protegidos.

Cuando se habla de grupos de personas “protegidos”, podemos asumir que la “protección” de estos grupos puede desarrollarse naturalmente contribuyendo a fortalecer el funcionamiento del sistema inmunológico, capaz de combatir cualquier amenaza.

El concepto de inmunidad colectiva no debe cerrarse a las dos opciones planteadas; por un lado las vacunas y por otro permitir que gran parte de la población se infecte y desarrolle inmunidad, estas dos posibilidades son descartadas de inmediato, la de la vacuna para el covid -19, no existe y “permitir que una parte de la población se infecte” es muy arriesgada por las condiciones materiales de nuestros sistemas de salud.

Es bueno recordar que, en el caso específico de las vacunas, una de las formas más difundida para crear inmunidad de rebaño, la inmunidad se genera cuando el organismo crea los anticuerpos específicos para combatir la infección a partir de la vacuna administrada, y que estas vacunas, a saber, son agentes biológicos compuestos por virus o bacterias, muertos o atenuados o algún derivado de estos.

El efecto causado por las vacunas a lo largo de la historia puede ser discutible, de hecho, hay una corriente crítica a esta práctica, y que plantea que las vacunas sustituyen “mecánicamente” la capacidad inmunológica propia de las personas. No estoy trayendo al debate este tipo de planteamientos ni la fundamentada crítica a las vacunas y su mecanismo de enriquecimiento de las grandes farmacéuticas.

De lo que se trata en estos momentos, es de asumir que nos encontramos en una situación de emergencia global y que frente a esta situación, las ciencias comprometidas con los intereses colectivos deben asumir la vanguardia del debate, y desde su rigurosidad y métodos, profundizar en las experiencias exitosas vividas por grupos de la población en sus saberes, en recrear, replantearse, superar conceptos anteriores que han sido verdades científicas en el ayer. Las ciencias nos permiten plantearnos nuevas formas de pensamientos y soluciones colectivas a problemas que nos afectan.

Los mecanismos de investigación y reflexión permanente de las ciencias las hacen dinámicas, cambiantes, en permanente cuestionamiento de lo existente, y permiten que, en situaciones donde parece que todos los caminos están cerrados, la inventiva, la sistematización, capacidad de construcción de nuevos conocimientos, nos aportan nuevas esperanzas y nuevas formas de enfrentar y resolver problemas que nos afectan.

Cuando hablamos, en la actual situación, grupos de inmunidad colectiva se refiere a grupos de la población “protegidos” y que funcionan como murallas de contención a la propagación del virus. Estamos asumiendo que UNA BUENA FORMA DE DESARROLLAR GRUPOS DE INMUNIDAD COLECTIVA, ES CONTRIBUYENDO A ELEVAR LA CAPACIDAD DE NUESTRO SISTEMA INMUNOLÓGICO, con alimentación saludable, suplementos nutricionales, plantas medicinales, buenos hábitos de higiene y cuidado personal, entre otras, que permitan combatir la infecciones y sus efectos.

Es aceptable, científicamente plantear, que el concepto de inmunidad colectiva, como cualquier otro en las ciencias, debe abrirse a la posibilidad de reconocer que un buen sistema inmunológico de grupos de la población es capaz de defender nuestros organismos, detener la propagación del covid-19, y prepararnos  para afrontar y mitigar los   efectos que esta infección está causando en estos momentos.

Angel Pichardo