Wade comienza a generar dudas en Cleveland

Aquella frase le pertenece a la letra de una canción de la banda de rock alternativo “Rise Against”, pero se podría aplicar perfectamente a Dwyane Wade tras su “decisión” de relegarse a sí mismo a la banca de los Cleveland Cavaliers dejándole su puesto como escolta titular a J.R. Smith. El ex ídolo del Miami Heat y jugador de los Chicago Bulls parece haber llegado a la franquicia equivocada como agente libre por segundo año consecutivo, y eso genera la siguiente incógnita: ¿Es Wade el peor agente libre de la historia?

Los que se sientan mal por él no deberían hacerlo, ya que él se hizo una cama de espinas solito durante los últimos dos veranos y le erró feo ambas veces. En otras palabras, si le pides que te traiga una hamburguesa de McDonalds, él regresa con un sándwich de pollo de Burger King.

Wade no está bajando los brazos, sino que está dejando ir a sus días de gloria suprema para ser “uno más” en un equipo que parece verlo más como un cuadrado tratando de encajar en un círculo. Él fue suplente apenas 11 veces en 14 años, y eso sucedía solamente porque regresaba de diversas lesiones, ahora lo hará al menos 79 veces en un solo año.

Él tuvo ese mismo inconveniente en Chicago, pero al menos allí fue titular indiscutido durante 59 de sus 60 partidos y lo justificaba promediando 18.3 puntos y 29.9 minutos por encuentro rumbo a una marca de 41-41 y los playoffs. En Cleveland parece estar perdido dentro de la cancha con o sin su amigo LeBron al promediar 5.7 puntos por juego siendo titular antes de relegarse a sí mismo al rol que sus 23.7 minutos en cancha dictan que él debería ocupar en realidad.

Es más, Jeff GreenKyle Korver y J.R. Smith lo superan en el rubro de puntos por partido a pesar de no haber sido titulares y promediar menos minutos en este arranque de la campaña 2017-18. Toda esta debacle pudo haber sido prevenida si su ego no hubiese tardado tanto en hacer las valijas.

Primero se pudo haber quedado en Miami a cambio de 40 millones de dólares en julio del 2016, pero su ego y resentimiento hacia Pat Riley lo empujaron hacia los Chicago Bulls. Wade decía que la Ciudad de los Vientos donde se supo criar era su “casa”, pero en realidad él alquiló, no compró, y se largó de allí apenas pudo en septiembre de este año meses después de la ida de su amigo Jimmy Butler a Minnesota.

Ok, perfecto, todos somos humanos y cometemos errores. Era comprensible que él no se haya querido quedar en la casa de los Locos Addams que es el United Center hoy en día, pero su segunda oportunidad se convirtió en un segundo tropiezo al optar por mudarse a Cleveland con 16 millones de dólares en mano tras negociar su salida de Chicago.

Quiso jugar con LeBron James otra vez y ahora eso parece una de esas segundas partes recicladas y malas salidas de Hollywood. Wade y LeBron juntos en Cleveland son más “Cazafantasmas 2” que “El Padrino 2”.

Wade no necesita un anillo de campeón, ya tiene tres. No necesita demostrar que es un “jugador de equipo”, ya que lo ha hecho en varias ocasiones resignando dinero para que su amigo Udonis Haslem no se vaya o cediéndole el protagonismo a LeBron en Miami.

Él llegó a la NBA en el 2003 como la quinta selección del draft y la llama de la rebeldía encendida para demostrarle al mundo entero que no era menos que LeBron James, Darko Milicic, Carmelo Anthony o Chris Bosh.

Lamento decirlo, pero 14 años después esa llama parece haberse extinguido y no hay vuelta atrás. A menos que él se convierta en Manu Ginóbili o tenga un momento a lo Ray Allen en el 2013 y sea el héroe que derroca a los Golden State Warriors con un tiro glorioso, su capítulo en Cleveland será el epílogo de una historia excepcional con un final triste.

Wade supo gestar su leyenda como “Flash”, pero este héroe está siendo apabullado a golpes por el paso inexorable del tiempo.

Su tercera decisión quizás sea la más acertada cuando él regrese a Miami no para jugar, sino que para ver a su número 3 retirado y a su estatua develada. O quizás vuelva a errarle y se vaya junto a LeBron a los Lakers en el 2018.

Para eso todavía falta un acto más. Mientras tanto, el “9” en Cleveland se acerca más a ser la consecuencia del agente libre que nunca debió haberlo sido. Se fue del único lugar que conocía y adoraba para andar vagando por un limbo que jamás pensó encontrar, y el camino de regreso a casa es tan impensado como largo para quien no es el peor agente libre, pero si el menos astuto de la historia.

Martín Bater | ESPN

Redacción

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