RedacciónEl mundo envejece y se hace necesario tomar medidas inmediatas, acciones que posibiliten mejor calidad de vida en la tercera edad.
Cuba, país donde las estadísticas demuestran un porciento representativo de la población geriátrica, posee dentro del sistema nacional de salud, el programa del adulto mayor. Se interacciona desde el nivel primario, donde cada área de salud con un equipo multidisciplinario evalúa el adulto mayor y realiza estrategias con objetivos precisos para que este grupo etáreo logre salud física y mental.
Los círculos de abuelos e instituciones geriátricas dan fe del trabajo integral que se realiza para este fin. Las casas de abuelos donde reciben atención diurna se caracterizan por rehabilitar biosicosocial al adulto mayor. Los diagnósticos médicos sociales permiten no solo trabajar profesionalmente con el anciano, sino también con la familia y la comunidad, incluyendo acciones con organismos de masa, políticas y gubernamentales que procuren reintegrar al medio social un adulto mayor rehabilitado.
Envejecer es un proceso orgánico real y necesario al que todo ser humano desea llegar, lo imprescindible es la aceptación personal y familiar de este cambio, la concientización y aceptación son aspectos básicos, el amor y el apoyo son palabras y acciones mágicas, predominantes en el programa del adulto mayor.
De visita a esta hermosa tierra, República Dominicana, aprecié que aún adolecen de las suficientes políticas públicas para atender a esa masa poblacional que crece día a día. Modesta y humildemente, expongo estas ideas que con mi labor diaria corroboro y admito que, con empuje y tesón, pueden aplicarse en otras partes de la América nuestra, solo dedicando a ello los recursos, no solo necesarios, sino imprescindibles.
Caridad Alonso Romero (*) Especialista en Trabajo Social
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