Protesta contra la pobreza y la represión policial en Bogotá.

Nuevas movilizaciones contra el gobierno de Iván Duque en Colombia

Una nueva jornada de manifestaciones ha sido convocada para este miércoles en Colombia, cuando se cumplen dos semanas de movilizaciones, días después de un «acercamiento exploratorio» sin acuerdos entre el Gobierno y los organizadores de la protesta en el contexto de una situación crítica con hechos de violencia en la ciudad de Cali.

En ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Pereira, Bucaramanga y Manizales habrá puntos de concentración para marchar ‘Por la paz y la vida’, como ha sido llamada por sus organizadores. Durante 15 días de marchas y plantones la Defensoría del Pueblo ha reportado la muerte de 42 personas (41 civiles y un policía) y 168 ciudadanos continúan desaparecidos.

Estos días han estado caracterizados por una creciente presión social y por concesiones goteadas del presidente de Colombia, Iván Duque, frente a las principales demandas de quienes han convocado a las manifestaciones desde 2019 y que lo señalan de haber incumplido con lo acordado en aquella oportunidad.

Al panorama de violencia, donde ya había denuncias de organizaciones de defensa de los derechos humanos sobre el «uso excesivo de la fuerza» por parte de los cuerpos de seguridad en la contención de las marchas y plantones, se han sumado los ataques de civiles armados contra quienes participan en ellos. El gobierno, sin embargo, aún no se ha expresado de manera contundente sobre estos señalamientos.

La postura de Duque y llamamientos internacionales

Si bien desde el lado del Gobierno se ha ido moderando el discurso sobre los «vándalos» y «terroristas», a los que responsabiliza de estar detrás de hechos de violencia en el marco de las actividades de calle, Duque se ha mantenido firme en el llamado a levantar los bloqueos de algunas vías que impiden el tránsito libre. Hasta ahora, se han establecido «corredores humanitarios» por horas en algunos accesos a las ciudades para permitir el paso de alimentos, combustible y medicinas, entre otros.

Aunque el mandatario ha eludido hablar directamente de las denuncias de abusos policiales, ha rechazado «todas la formas de violencia» y ha aseverado que «si hay conductas individuales que son contrarias a la Constitución y la ley» deben ser «investigadas y sancionadas«. Sin embargo, EE.UU., uno de sus aliados en la región, ha sido más enfático, afirmando que «así como condena la violencia y el vandalismo» hace «un llamado a la Policía para que respete los derechos de los manifestantes pacíficos», según el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.

A las puertas de un proceso de negociación entre el Ejecutivo y el sector que coordina las manifestaciones, la Unión Europea ha pedido un «diálogo sólido e inclusivo» que «genere consenso». No obstante, el posible acercamiento de la Casa de Nariño con los miembros de la Central Única de Trabajadores (CUT), responsables de la convocatoria a paro nacional, no es visto por algunos sectores sociales, entre ellos campesinos, mujeres e indígenas, como el final del conflicto debido a que consideran que las exigencias no condensan sus necesidades.

Acciones sin acuerdos

Desde mediados de la semana pasada, el Gobierno inició una serie de reuniones para buscar soluciones a la crisis. Hasta ahora hubo encuentros con instituciones estatales, partidos políticos opositores, autoridades locales, jóvenes, trabajadores sanitarios y con el Comité Nacional de Paro, que era uno de los más esperados y que se realizó el pasado lunes.

Tras el cierre de la reunión exploratoria, el Comité dijo que no se había llegado a un acuerdo y la tildó como «fracasada». Sin embargo, al día siguiente el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, quien ha sido el vocero gubernamental en los procesos de acercamiento con varios sectores, informó que el Ejecutivo estaba dispuesto a iniciar un proceso de negociación que estará acompañado por la Iglesia católica y la Organización de Naciones Unidas (ONU), tal como lo habían solicitado los coordinadores de la protesta.

El Motín

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