POR ALBERTO QUEZADA
Cuando el barco se tambalea, hay quienes corren a tapar los huecos con tecnócratas. Y en ese acto de desesperación disfrazado de sensatez, reaparece Magín Díaz, como el bombero fiscal de turno.
Su designación en un cargo relevante del gobierno no es una señal de rumbo, sino de auxilio. Porque cuando se agotan los discursos, se desempolvan las fichas “serias” para simular que todo está bajo control.
Díaz no es un improvisado. Su paso por la DGII dejó huellas: aumentó la recaudación, modernizó procesos y, lo más importante, logró respeto sin necesidad de bocinas ni selfies.
Pero, ¿qué hace un perfil así regresando justo ahora? Fácil: el gobierno necesita credibilidad prestada. Con una reforma fiscal que huele a emboscada, un déficit que no se disimula con discursos y una campaña electoral en el horizonte, Díaz no es el arquitecto del futuro, sino el escudo humano frente al incendio.
El empresariado respira, sí, pero con la paranoia del que sabe que, aunque venga alguien “técnico”, la presión tributaria no se va de vacaciones. La clase política oficialista celebra porque tiene su coartada: “no somos improvisados, miren a Magín”. Y mientras tanto, la oposición pierde otro argumento. Jugada limpia, pero oportunista.
No nos engañemos: la tecnocracia es necesaria, pero cuando se usa como maquillaje para cubrir incompetencias estructurales, se vuelve peligrosa. Si Díaz viene con carta blanca, que lo digan claro. Y si solo está para decorar la vitrina de la estabilidad, mejor que se ahorre el intento.
El señor Magín Díaz entra a escena en un momento terrible en el que nadie quiere reforma fiscal, ni nada que se parezca, pero como en otrora él fue un “terror” o especie de perro rabioso para ciertos sectores, esperemos a ver que acontece.
En definitiva, la llegada de Magín Díaz es un elogio a la sensatez… pero también una confesión tácita de que el gobierno, sin él, no sabe qué hacer. Bienvenido el bombero, pero el incendio sigue. Que Dios nos ampare.
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. quezada.alberto218@gmail.com