(A 48 años de la denuncia que tambaleó a Felvio)
Sebastián del Pilar Sánchez
Durante una rueda de prensa celebrada en la mañana del viernes 18 de agosto de 1972, un antiguo dirigente de izquierda acusó al secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), bachiller Felvio Rodríguez de informante de los organismos de inteligencia del gobierno de Joaquín Balaguer, amparándose en una copia de un recibo con su firma que indicaba que el 11 de octubre de 1965 había recibido un cheque por valor de 50 pesos, que equivalía a su salario mensual en el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI).
El denunciante era el doctor Diomedes Mercedes, político y abogado que en la década de los años 60 se destacó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) como secretario nacional de organización del referido gremio estudiantil y uno de los líderes del combativo grupo Fragua, además de conocido integrante del comité central del Partido Comunista Dominicano (PCD), hasta 1969 cuando ingresó a las filas perredeístas a apoyar la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular del profesor Juan Bosch, quien a su regreso de Europa -el 16 de abril de 1970- pensaba incorporarlo a la selecta comisión permanente que estaba creando para que dirigiera el partido blanco.
En función de esa realidad y en nombre de sus nuevos camaradas, el doctor Mercedes atacó con rudeza a Felvio Rodríguez, a quien calificó de “vulgar e inescrupuloso informante” de la agencia de seguridad que se encargaba de recolectar datos sobre las operaciones delictivas desarrolladas en territorio dominicano que perturbaban la seguridad del Estado.
No había duda de que esta ofensiva tenía el objetivo de contrarrestar una supuesta campaña de descrédito contra la tesis boschista que estarían motorizando dentro de la UASD seguidores del denominado “Movimiento Unitario”, conformado por entidades profesorales y estudiantiles que dominaban el comité ejecutivo central de la FED después de octubre de 1971 y se habían alzado con el control casi absoluto del alto centro de estudios en el Claustro Universitario celebrado en el mes de febrero de 1972, donde se eligió a los profesores Jottin Cury Elías, Tirso Mejía-Ricart Guzmán y Rafael Delancer, como rector y vicerrectores de esa institución académica, respectivamente.
En dicha reunión el Movimiento Unitario superó a sus oponentes sin ningún obstáculo, a consecuencia de la abstención en el proceso electoral de los miembros de la corriente profesoral perredeísta dirigida por los doctores Franklin Almeyda Rancier, José Antinoe Fiallo Billini y Juan Bosco Guerrero Castro, quienes acataron las instrucciones del profesor Bosch, prohibiendo a sus partidarios procurar cargos electivos en la universidad estatal desde el año pasado, cuando el Frente Universitario Socialista Democrático (FUSD) se inhibió de participar en los comicios estudiantiles.
Según la apreciación del veterano periodista Gregorio García Castro, jefe de redacción del diario vespertino Última Hora, el ataque de Bosch a Felvio Rodríguez y su actitud frente a la izquierda, no le reportaba ningún beneficio al partido blanco, porque no estaba ganando aliados en los sectores de derecha y se había enajenado el apoyo de organizaciones progresistas; además de que su línea táctica podía ser interpretada como un servicio gratuito al gobierno de Balaguer que se aprovechaba de cualquier debilidad en el interior de la universidad para golpearla.
Bosch fue responsabilizado del ataque implacable lanzado por el doctor Mercedes contra Felvio Rodríguez y el Movimiento Unitario, con la recriminación de que “determinadas autoridades universitarias” habían sido utilizadas y comprometidas por los enemigos del pueblo contra la política del partido blanco, para arrastrar al perredeísmo “a un combate en el que no debemos batirnos” y crear de paso una atmósfera que favoreciera la ocupación definitiva de la universidad por parte del gobierno de Balaguer.
El dirigente perredeísta habló ante los medios informativos con la fogosidad característica de sus años de dirigente universitario, aun cuando difícilmente esperaba que su lance verbal contra el líder de su antiguo grupo Fragua pudiera ser respondido esa misma mañana -viernes 18 de agosto de 1972- por la dirigencia de esa entidad, mediante un escrito entregado a la prensa por su vicesecretario general, bachiller Iván Rodríguez Batista (Bancho), que admitía que Felvio había prestado servicio en el DNI en calidad de mecanógrafo y operador de radio desde el inicio del año 1964, pero negaba rotundamente que hubiera sido informante de ese organismo de seguridad.
Fragua defiende a Felvio
El documento de Fragua explicaba que la relación laboral de Felvio Rodríguez con el DNI tuvo su inicio un año antes de que se matriculara en la escuela de ingeniería civil de la universidad, cuando aún no estaba ligado a esa organización estudiantil ni a ningún grupo político revolucionario. Igualmente consignaba que su familia en esa época estaba pasando por un mal momento económico que le impedía costear su instrucción universitaria; por lo cual, se vio forzado a emplearse como operador de radio en el DNI, con un sueldo inicial de cien pesos mensuales que fue rebajado a cincuenta después de inscribirse en la UASD.
Felvio era oriundo de la sección de Burende, municipio de La Vega y a su llegada a la capital en 1964, fue auxiliado por la señora Arlette Fernández, esposa del coronel constitucionalista Rafael Tomás Fernández Domínguez (su familiar) y por el jefe del servicio secreto de la Policía, coronel Rolando Martínez Fernández, quien tenía cierto grado de familiaridad con su madre. El contacto entre ambos se produjo en la residencia de este oficial que se desempeñaba además como ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Leche (APROLECHE), situada detrás de la muy visitada discoteca “Monalisa”, en la cercanía del Teatro Nacional, en la ciudad capital, donde decidió que su pariente cobrara un sueldo en el referido organismo de seguridad, contando con el respaldo del subdirector, José Rafael Peralta.
Sin embargo, a los pocos meses de que el joven vegano figurara en la nómina del DNI, estalló la guerra civil de 1965 y bajo la orientación de un hermano suyo, cadete de la Marina de Guerra de tercer año, se sumó a la rebeldía popular, siendo incorporado en el admirado comando del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, donde se produciría un giro radical en su vida. Allí se relacionó con importantes dirigentes de esa agrupación patriótica, que según afirmaron los dirigentes catorcistas Leonel Ramírez (Jochy) y Héctor Francisco Frías (Gito), le autorizaron a permanecer en la oficina del DNI. En el desarrollo de ese episodio ocurrió el apresamiento en la zona constitucionalista del subdirector de ese organismo, José Rafael Peralta, quien fue intensamente interrogado sobre cómo funcionaba esa estructura de inteligencia y con qué personal contaba, sin que saliera a relucir entre sus informantes el nombre de Felvio Rodríguez, que ya era parte del comando catorcista.
En ese momento Felvio ya estaba identificado de modo vehemente con la causa nacionalista y democrática defendida por los combatientes que resistían con orgullo y un alto grado de patriotismo la invasión extranjera y templaba su conciencia revolucionaria en aquella trinchera del honor nacional. De manera que, cuando cesó el conflicto bélico y el país recobró su normalidad, provisto de la impresionante convivencia con los jóvenes patriotas de la guerra de abril, Felvio se integró a la actividad universitaria con un pensamiento de avanzada que lo acercó al grupo Fragua, que en 1966 estaba aún dirigido por Amín Abel Hasbún y el propio Diomedes Mercedes.
El joven estudiante de ingeniería era entonces un simple simpatizante que captaría la admiración y el respeto de sus compañeros por su participación aguerrida en muchas de las actividades realizadas por la FED, liderada por Amín Abel, Alexis Licairac y Guaroa Ubiñas, para apuntalar el movimiento renovador universitario que transformó la alta casa de estudios en una institución abierta, democrática y crítica. Más adelante, durante la gestión de Hatuey De Camps en dicho gremio, Felvio se convertiría en el dirigente batallador y carismático de Fragua y la Línea Roja del 14 de Junio que conquistaría el alto cargo estudiantil.
Ataques a Bosch
Fragua señaló al profesor Juan Bosch como autor de la denuncia contra Felvio hecha por su dirigente Diomedes Mercedes y le dio un plazo de 48 horas para que demostrara su veracidad. La dirección de este grupo universitario estaba convencida de que los seguidores del líder político querían desviar el poderoso movimiento de masas que había estallado en la UASD, reclamando al gobierno de Balaguer la entrega del cinco por ciento del presupuesto nacional que le correspondía a esa institución, de acuerdo a la Ley 5778 del 26 de octubre de 1961.
Una posición similar fue dada a conocer por el principal dirigente del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS) y vicesecretario general de la FED, bachiller Juan López Féliz, quien el 19 de agosto señaló que la denuncia contra Felvio era una provocación al Movimiento Unitario y exigió públicamente al profesor Bosch que presentara la alegada prueba de que el dirigente estudiantil era informante del DNI, para proceder -en caso de ser veraz- “a extirpar un quiste maligno del movimiento revolucionario”. El FEFLAS manifestó su creencia de que Bosch y su partido estaban interesados en “hundir a la UASD y a los grupos revolucionarios”, para boicotear el reclamo del cinco por ciento y frenar la lucha del pueblo por la libertad de los presos políticos y sus más sentidas reivindicaciones sociales y económicas.
Este grupo estudiantil consideraba que Bosch debía pronunciarse de manera directa en torno a este caso, debido a que después que dispuso la disolución del FUSD, que dirigía el bachiller Fulgencio Bolívar Espinal Tejada, su partido carecía de un representante oficial y dudaba que éste fuera el doctor Diomedes Mercedes, no obstante ser uno de los siete integrantes de su comisión permanente.
En su respuesta a la posición del FEFLAS, mediante una declaración ofrecida a un periodista del diario El Caribe, Bosch respondió de modo hiriente diciendo que “águila no caza mosca” y que “entre mis funciones como presidente del PRD no está la de polemizar con agentes de la Policía”, lo que provocó amargura en el bachiller López Féliz, quien consideró que esa aseveración constituía “una grave y gratuita acusación”, aunque rehusó someterlo a la justicia por difamación e injuria, al considerar que “en este país la justicia está al servicio de las clases y sectores que representa el propio Bosch, y no vamos a recurrir al procedimiento legal, sino que recurriremos al pueblo que es conocedor de nuestra historia”.
López Féliz rechazó las expresiones del líder del partido blanco con las siguientes palabras: “Nuestra historia como revolucionarios ha sido clara, diáfana, mucho más diáfana que la historia de la vida de Bosch, del cual el pueblo conoce muchos episodios confusos”.
La renuncia de Felvio
En un reportaje del periodista Guarionex Rosa, publicado por el diario vespertino Última Hora, el lunes 21 de agosto de 1972, señalaba que la denuncia del doctor Mercedes, situando al secretario general de la FED como informante de la seguridad del estado, había encontrado eco en la familia universitaria, no obstante Felvio decir que estaba dispuesto a que las masas universitarias lo hicieran añicos si se comprobaba que era un agente de inteligencia; pues en los corrillos de la UASD se hablaba de que era conveniente que resignara su puesto en favor de Iván Rodríguez, vicesecretario general de Fragua, quien estaba amparado por los estatutos del gremio estudiantil que precisaban que en caso de renuncia de uno de sus miembros, su sustituto tenía que ser escogido por la organización que lo postuló.
En principios el secretario general de la FED se negaba a renunciar, pero la unidad entre Fragua y FEFLAS comenzó a resquebrajarse, pese a que el doctor Mercedes no presentó una prueba contundente de que Felvio era informante del DNI en 1972. Además, ocurrió que el martes 22 de agosto, en una asamblea celebrada en el aula magna de la UASD, el Bloque Revolucionario Universitario Camilista (BRUC), dirigido por Leonardo Mercedes, planteó que éste fuera suspendido temporalmente de su cargo y poco más tarde, el FEFLAS presentó una posición más radical, al propugnar por su renuncia pura y simple; mientras que la Juventud Comunista, dirigida por Salvador Uribe Montás, pedía a gritos que se le destituyera.
El planteamiento del FEFLAS era bastante extraño, porque hacía menos de 48 horas que su principal dirigente, el bachiller López Féliz, había hecho una formidable defensa de Felvio, reforzada por unas declaraciones ofrecidas por el dirigente emepedeísta Onelio David Espaillat, desde su cama de interno en el hospital Doctor Luis Eduardo Aybar, donde llevaba varios meses recluido aquejado de diabetes, acusando a Bosch de coincidir con el gobierno de Balaguer por disponer el retiro de su grupo estudiantil (FUSD) y por orientar al día siguiente una campaña de denuncia contra el secretario general de la FED que debilitaba la lucha por el presupuesto.
Onelio Espaillat definió a Felvio como un hombre del pueblo que “en una época, cuando no conocía el camino de la revolución, pudo haber sido empleado de una organización o un cuerpo de seguridad, pero los hombres se transforman». Agregando que a través del tiempo éste «había escalado la posición que hoy tiene en defensa de los intereses del pueblo y del estudiantado”.
A juicio de varios dirigentes de izquierda, el tema de Felvio era una especie de balde agua fría en la lucha contra Balaguer, que se le añadía al proceso de “desgarrapatización del buey” desarrollado por Bosch en las filas de su partido, para apartar a los miembros que expresaban simpatías con la línea política combativa del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y moderar así el auge de la actividad antibalaguerista y la acción reivindicativa de los grupos populares.
Finalmente hay que decir que, tras la renuncia de Felvio, se quebró la unidad interna del gremio estudiantil en el instante en que dos miembros de su comité ejecutivo, pertenecientes al BRUC se pusieron de acuerdo con los cuatro del FEFLAS para violentar la regla estatutaria de la FED -con la oposición de los cinco votos de Fragua-, y colocaron en la secretaría general a Juan López Féliz, estudiante de medicina, de 23 años de edad, natural de El Peñón de Barahona. En esa sesión se resolvió igualmente designar al secretario general de Fragua, Iván Rodríguez, como vicesecretario general de la Federación.
Sin embargo, estos cambios contribuyeron a aplacar la corriente de incertidumbre, desaliento y suspicacia que se había apoderado de la familia universitaria por el debilitamiento del liderazgo estudiantil y por las malas noticias que llegaron de los Estados Unidos, donde se había producido un escándalo que afectaba la imagen de la Unión Nacional de Estudiantes y muchos otros grupos juveniles, acusados de recibir fondos de la CIA.
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